martes, 19 de febrero de 2008

EL VERANO DE PARAGUAY MAS ARDIENTE QUE NUNCA

EL OBISPO FERNANDO LUGO, EL PUNTOFIJISMO PARAGUAYO Y LOS REPRESORES DE STROESSNER
(Luis Agüero Wagner, Asunción)

Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios (AD), Jóvito Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas (URD) y Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández (COPEI), reunidos en la quinta de Caldera en Caracas de nombre Punto Fijo, firmaron antes de las elecciones venezolanas de 1958 en las que sería electo Betancourt, un pacto para repartirse los dividendos del poder político en Venezuela. El objetivo proclamado del pacto era conseguir la sostenibilidad de la recién instaurada democracia, mediante la participación equitativa de todos los partidos en el gabinete ejecutivo del partido triunfador.
El derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez no concluyó inmediatamente en un régimen civil democrático y a la salida de las Fuerzas Armadas de la política.
Adicionalmente no todas las tendencias que derribaron a Pérez Jiménez querían instaurar un régimen democrático y seguían prefiriendo un gobierno de las Fuerzas Armadas al que calificaban como “desorden” democrático del trienio 1945-1948. Durante el año 1958 se llevaron a cabo varios intentos de Golpes de Estado contra la Junta de Gobierno.
Esta coyuntura dio la excusa perfecta a políticos corruptos que alegaron para sus contubernios peligros concretos de una regresión militar que hacían perentoria la formación de un Frente civil para encauzar el camino a la normalización democrática. Un escenario parecido se dio en Paraguay cuando el presidente electo por vía de un fraude en las primarias del Partido Colorado, Juan Carlos Wasmosy, y el titular del principal partido opositor, Domingo Laíno (que tenía una larga historia ocultada de colaboración con el dictador Stroessner), firmaron un pacto de gobernabilidad en la década de 1990.
Esto derivó en la interpretación de la praxis política hoy en boga en Paraguay, de que la democracia es una simple repartija de posiciones en la burocracia estatal entre caudillos de las diferentes fuerzas políticas, lo cual facilita al partido oficialista –con 61 años en el poder- sostener su andamiaje mercantilista comprando los opositores que necesarios fueren. Si un opositor deserta de su función de colaboracionista, siempre hay otro dispuesto a ocupar su lugar.
Esta semana el presidente del Senado paraguayo, dirigente del partido que apoya al obispo Fernando Lugo, se atrevió a levantar su voz de protesta solo porque perdieron sus empleos 74 de sus lacayos en la burocracia de la Justicia Electoral, órgano dirigido por un reconocido operativo de la policía política del Tiranosaurio Stroessner.
Otro de los principales partidarios del obispo Fernando Lugo, autoreferenciado como luchador contra la dictadura pero más conocido por ebrio consuetudinario, el dirigente luguista Nils Candia, se apersonó a dar el apoyo moral de su partido al mismo represor de la dictadura contra la que supuestamente luchó, el ministro del supremo tribunal electoral Juan Manuel Morales en su mismo despacho, cuando estaba de por medio el cobro del dinero de un subsidio electoral a su partido.
Bajo ningún punto de vista son casos aislados estos espaldarazos de los partidarios del obispo Fernando Lugo a represores que prestaron servicios a la dictadura, considerando que un documental del partido luguista Tekojoja presentó en la semana pasada al ex policía Alcibades González Delvalle como un gran referente de la lucha social en Paraguay, a pesar de ser bien conocida su impecable y meteórica trayectoria en filas de la policía del dictador Stroessner, donde actuó con honores y fue ascendido por méritos propios varias veces en una época en la que los cuadros represivos no promovían a cualquiera.
La bancada mercenaria que lidera otro seguidor del obispo, el diputado Blas Llano, a su vez, es responsable del aumento en alrededor de 30 millones de dólares en presupuestos de ese mismo organismo que este año se repartirán las clientelistas burocracias partidarias de la oposición con sus cómplices del partido gobernante.
También podemos citar como cómplices a los partidarios del obispo agazapados en los medios de comunicación, que presentaban al Tribunal Electoral (previo cobro de publicidad oficial) como un impoluto templo de paz celestial hasta que desavenencias en su seno derivaron en un gran escándalo político en Paraguay. No es de extrañar que se pacten inicuos contubernios entre la prensa y el oficialismo en Paraguay, donde los medios de comunicación que lideran el mercado como ABC color siempre mantuvieron una coherente línea editorial de apoyo a Videla, Pinochet, Stroessner, Oviedo y hoy al obispo Fernando Lugo
Más recientemente se supo que un líder opositor que se presenta como guevarista, pero se le conoce como financiado por George W. Bush, Camilo Soares, recibe permanentes llamadas telefónicas secretas del represor que dirige el proceso democrático paraguayo para realizar en la penumbra misteriosos pactos telefónicos. No es extraño este contubernio entre un partido que multiplica varias veces el número de afiliados en votos dentro de un medio donde invariablemente sucede lo opuesto, especialmente considerando la facilidad con la que se manipulan resultados para favorecer a los amigos y más aún, si estos gozan del favor de la Inter American Foundation manejada por Bush, la National Endowment for Democracy, USAID y el Plan Umbral cuyos dólares distribuye alegremente el embajador James Cason, como el caso de Soares.
Duele decirlo pero hay que decirlo; este es el desolador panorama que nos presentan quienes aparecen como alternativa de cambio en esta comarca, muy atinadamente definida por un filósofo contemporáneo como “Pais de Maravillas”.

. LUIS AGÜERO WAGNER




EL PELIGROSO OFICIO DE DENUNCIAR


La Audiencia de Conciliación entre JUAN JOSE BENITEZ RICKMAN Y EL DR.MARTIN ALMADA sobre Difamación y Calumnia.,fijada para hoy 8 de febrero fue suspendida porque el querellado solicito la asistencia profesional de la Defensoria
Publica ( Abogado de los pobres).
El Dr .Martín Almada, en su calidad de descubridor del ARCHIVO DEL TERROR o
del OPERATIVO CONDOR, encontró documentos secretos y denuncio a través de la prensa que el 6 de abril de 1976 el Escribano Juan José Benítez Rickman intervino “manus militaris” la Biblioteca del Seminario Católico Mayor del Paraguay, con el Asesor Jurídico de Pastor Coronel, el Dr.Angel Mario Ali y el torturador especializado en la Argentina, Victorino Oviedo y ante la presencia del Rector del Seminario,Jorge Adolfo Carlos Livieres secuestró todos los libros de supuesta “orientación marxista”.
Eso ocurrió en Asunción en el momento histórico más duro de la represión de la OPERACIÓN CONDOR, pacto militar entre los gobiernos de Argentina ,Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay que dejo en la Región mas de 100.000 victimas: dirigentes sindicales, estudiantes,profesores,abogados,medicos,investigadores,periodistas,artistas,religiosos/as,intelectuales, es decir ,la clase pensante de América Latina.
El Defensor de los Derechos Humanos en el mes de setiembre de 2007, invitado por el
Centro de Estudiantes de Filosofía de la Universidad Católica, se refirió al caso y
propuso la necesidad de recuperar los libros “subversivos” confiscados por el Escribano Benitez Rickman.., este por haberse sentido herido en su honor reclamó a la justicia
que Almada le pague la suma de 100.000 dólares. El querellante Benitez Rickman fue Delegado de Gobierno de Boquerón, y Sub Secretario de Informaciones y Cultura de la Presidencia de la dictadura militar en 1987 y fue egresado de la XIII PROMOCION DEL COLEGIO NACIONAL DE GUERRA, especializado en guerra psico/política.

Cabe destacar que el Dr.Almada, justamente por el DIA INTERNACI0NAL DE LOS
DERECHOS HUMANOS, 10 de diciembre de 2007, recibió de la Universidad Católica el Premio “ Tomás Moro” por su coraje en la defensa de los Derechos Humanos. También fue distinguido por el gobierno argentino por el mismo motivo con la condecoración “ ORDEN DE MAYO AL MERITO EN EL GRADO DE COMENDADOR”.
Almada al salir del Juzgado declaro a la prensa que en Paraguay denunciar
hechos delictuales es un crimen, y que por eso esta soportando varias querellas
por ejemplo del ex Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Stroessner,
Hiran Delgado Von Leppel a quien pidio justificar el origen de su cuantiosa
riqueza y del actual Ministro de la Justicia Electoral, Juan Manuel Morales,
cuyos antecedentes de AGENTE CONFIDENCIAL (pyrague) obran en el
ARCHIVO DEL TERROR.

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miércoles, 5 de septiembre de 2007

La justicia se burla de la justicia


UNA CHICA CON DISCAPACIDAD QUE FUE VIOLADA PIDE ABORTAR, PERO LA JUEZA DIO LA TUTELA DEL FETO AL CONSEJO DEL MENOR
La incubadora
Es el caso de la joven entrerriana cuya familia reclama el aborto. “Por qué la vamos a privar de tener ese bebé”, argumentó la defensora del “no nacido”. Página/12 reconstruyó la trama judicial que le está negando a la chica un derecho previsto en la ley. Organizaciones sociales, de derechos humanos y de mujeres estudian pedir un jury a la jueza y a la defensora.
Por Mariana Carbajaldesde Paraná, Entre Ríos en Página 12
La Justicia entrerriana parece empecinada en impedir que la adolescente MFC, que sufre una discapacidad mental severa y fue violada, pueda acceder a un aborto no punible, un derecho contemplado en el Código Penal. En una medida insólita, la jueza de Menores de Paraná Claudia Salomón le asignó la guarda provisoria del feto en gestación al Consejo Provincial del Menor y le ordenó que acompañe a la joven y al “por nacer” en “acciones positivas”. La resolución fue dictada a partir de un pedido de la defensora oficial del “no nacido”, Marcela Piterson, para quien la muchachita de 19 años, que apenas balbucea y tiene dificultades para controlar esfínteres, no es más que una incubadora. “Ella cree que va a tener un hermanito. ¿Por qué la vamos a privar de tener ese bebé? Si no sufre. Y además, al bebé lo pueden criar entre sus hermanas y hermanos”, consideró Piterson ante Página/12. Mientras tanto, la Iglesia Católica puso en marcha sus mecanismos de seducción para que la mamá de la adolescente desista del aborto: en los últimos días un cura fue hasta la humilde casa de la familia, en el barrio Humito, para ofrecerle comida y tratar de convencerla de que dé en adopción a la criatura. “Yo no vendo a mi hija por mercadería. Yo recorrí cielo y tierra porque quiero justicia”, le espetó la madre, Marta Gauna, y le devolvió los comestibles. Ayer, organizaciones de todo el país de mujeres, de derechos humanos y académicas respaldaron al reclamo del aborto y exigieron que la Justicia levante la prohibición de practicarlo que rige para todos los hospitales públicos y clínicas privadas de Entre Ríos, bajo advertencia de iniciarle jury a los funcionarios judiciales que están obstaculizando la práctica médica. “Por cada hora que la Justicia demora en resolver un error, en el que ha incurrido, se expone a la joven a un mayor riesgo de vida”, señalaron en una conferencia de prensa convocada en la Cámara de Diputados provincial (ver aparte).
Hace semanas que MCF no se ríe. “Anda con la cabeza para abajo”, cuenta su mamá, de 42 años. Y así se la veía ayer por los pasillos del Hospital San Roque, con la mirada clavada en el piso. Afuera, el cielo diáfano auguraba un día primaveral. La muchachita habla con monosílabos que cuesta entender a quienes no la tratan habitualmente. Se la ve nerviosa: no deja de comerse las uñas. “Ya ni quiere escuchar música y bailar, que es lo que más le gusta”, dice Marta, con tristeza. MCF es la cuarta de sus once hijos. Sospechan que abusó de ella un familiar cercano, que vive enfrente de su casa, en el humilde barrio Humito, en las afueras de la ciudad.
Ayer MCF y su mamá amanecieron en Hospital Materno Infantil San Roque, de la ciudad de Paraná. La jovencita quedó internada el lunes en una sala de “Alto Riesgo” del servicio de Obstetricia, donde pasó la noche con otras siete embarazadas, de panzas prominentes y cuadros diversos, muy distintos al suyo. El Consejo Provincial del Menor, que tiene la guarda provisoria de MCF y del “por nacer”, dispuso que le realicen una serie de estudios médicos. Ayer le hicieron dos ecografías que establecieron que la edad gestacional del embarazo es de entre 16 semanas y media y 17, confirmó a Página/12 la presidenta del Consejo del Menor, Dora Jávega.
“Quiero que se vaya de acá con el aborto hecho porque a ella la abusaron. Mi hija no lo buscó. El que le hizo esto es un degenerado”, decía Marta. Hoy se cumplen tres semanas desde que el 15 de agosto pidió en ese mismo hospital la interrupción del embarazo, no punible según el artículo 86 inciso 2º del Código Penal para casos como el de MCF, es decir, cuando la gestación “proviene de una violación o un atentado al pudor a una mujer idiota o demente”. El mismo planteo lo repitió ese día, cuando denunció el abuso sexual que sufrió su hija ante la fiscal Nº 2 de Paraná, Cecilia Bértora, porque el jefe de Obstetricia Hugo Armando Catti le exigió la denuncia para practicarle el aborto a su hija. Pero el día que tenía el turno asignado para la intervención, el 27 de agosto, llegó la orden de la jueza Salomón que prohibió el aborto no sólo en el San Roque sino en todo el territorio provincial: en su resolución la magistrada ordenó notificar a la Asociación de Clínicas y Sanatorios y al Círculo Médico de Paraná para que todos los “nosocomios privados” sean informados de la medida que impide interrumpir el embarazo de MCF.
Resulta llamativo que entre el jueves y el viernes anterior a que llegue el oficio al hospital con la notificación de la resolución judicial, la defensora Piterson se comunicara personalmente con Catti para advertirle que la prohibición era inminente, según informó el propio jefe de Obstetricia a Página/12. “La doctora Piterson me llama y me avisa que me va a llegar el oficio”, reveló el médico. Mañana es probable que el Comité de Bioética del San Roque analice el caso: entre sus integrantes hay un cura. Pero Catti dijo que “cada día que pasa se torna más improbable el aborto”.
De todas formas, vale recordar que a LMR, la joven de Guernica, en la provincia de Buenos Aires, con una historia muy similar a la de MCF –que obtuvo la venia de la Corte bonaerense para abortar poco más de un año atrás–, la intervención se la hicieron en la semana 22 aproximadamente, luego de enfrentar una batalla legal parecida a la que hoy le toca a la joven entrerriana. Y el aborto terapéutico que autorizó en 2005 el máximo tribunal bonaerense a una mujer con una cardiopatía severa se realizó en un hospital de Lanús, en la semana 23.
La prohibición del aborto a MFC y la decisión de asignarle su guarda provisoria y la del feto al Consejo Provincial del Menor fueron apeladas el viernes por el defensor asignado a Marta, Pablo Barbirotto. Parece la apelación más lenta de la historia jurídica. Hasta anoche no lo habían notificado a Barbirotto de que hubiese llegado efectivamente el expediente a la Cámara de Apelaciones en lo Civil. “Te están durmiendo al nene, como dicen los paisanos en el baile”, le advirtió a Barbirotto delante de esta cronista su jefe, Arsenio Mendoza, defensor general ante el Superior Tribunal de Entre Ríos. “Si esta mujer (por la madre de MCF) tuviera 1000 pesos no estamos discutiendo este caso”, sinceró el debate Mendoza. Sin embargo, a pesar de la disposición que muestra Mendoza ante la prensa de garantizar que la adolescente acceda al derecho que le asiste de interrumpir ese embarazo producto de una violación, llama la atención que haya designado para un caso tan complejo y polémico a un defensor suplente con menos de un mes en el cargo: cuando tomó la representación de Gauna, Barbirotto recién había cumplido una semana como defensor oficial.
“Si el aborto se hace o no es una cuestión de la vida privada y una decisión de su madre que es la representante legal de la incapaz. Acá lo que se está discutiendo con la prohibición de interrumpir el embarazo, que es una práctica médica, es la violación del artículo 19 de la Constitución Nacional que resguarda las acciones privadas de las personas”, explicó los fundamentos de su apelación Barbirotto, quien a pesar de su corta experiencia ha mostrado compromiso con el drama que atraviesa MFC y su familia (ver aparte).
La historia clínica de MCF debería estar archivada en el mismo hospital San Roque. Allí, cuando tenía apenas tres meses de vida, la atendieron con un cuadro de insuficiencia respiratoria, que habría afectado su desarrollo neurológico, cuenta Marta. “Estuvo internada tres meses. No podía estar sin oxígeno, se quedaba negra, cianótica, se asfixiaba sola. Si hasta la tuvimos que llevar a Buenos Aires, al hospital Ricardo Gutiérrez”, recuerda la mujer en el pasillo del San Roque. Es bajita, de pelo corto, le faltan algunos dientes. La vida sufrida que ha llevado la tiene marcada en el rostro.
MCF caminó recién a los tres años. “A mi hija la crié sin la ayuda del Consejo del Menor, que no vengan ahora a querer hacerse cargo de ella, si nunca me dieron nada”, se enoja Marta. A su hija mayor la tuvo a los 16 años. Después tuvo una seguidilla de diez pibes, los últimos, una pareja de mellizos, una nena y un nene, que ahora tienen cinco años.
MCF y sus tres hermanos mayores son hijos del mismo padre, un hombre de quien Marta se separó al poco tiempo de nacer MCF y a quien no ve hace años, dice. A los demás chicos, Marta los tuvo con su actual pareja, Ricardo “Lito” Quiroga, con quien vive en una casa muy precaria en el barrio el Humito, a unos diez minutos en auto del centro de la ciudad.
Ayer, la defensora oficial Piterson sumó un nuevo elemento para trabar el aborto: en diálogo con Página/12 advirtió que si llegara la autorización judicial para practicar la interrupción del embarazo exigirá el consentimiento del padre de MFC para la intervención como progenitor de la jovencita discapacitada. Anoche, según pudo saber este diario, el hombre se presentó ante una citación del juzgado de menores. “El padre no había aparecido en 16 años ni se observa que tenga vínculo frecuente ni esporádico con la joven”, confirmó la presidenta del Consejo Provincial del Menor. “Ella cree que va a tener un hermanito. ¿Por qué la vamos a privar de tener ese bebé? Si no sufre. Y además, al bebé lo pueden criar entre sus hermanas y hermanos”, consideró Piterson.
Cuenta Marta que a MFC la mandó a una escuela especial municipal “hasta que se hizo señorita, por miedo a que alguien se abusara de ella”. El destino quiso que el abuso lo encontrara en su casa, según sospecha la mamá y quedó asentado en la denuncia. Marta contó que cuando se dieron cuenta de que MFC no había menstruado en la fecha prevista, el primer mes no le dieron importancia, al segundo empezó a preocuparse. “Yo no podía creer que estuviera embarazada, si siempre está en casa, y a lo sumo va a la de su hermana que vive en el terreno de al lado. Le empezamos a preguntar si alguien la había tocado y no decía nada”, recuerda. Al final, la chica, en su media lengua, habría acusado a un familiar. Con esa información, Marta hizo la denuncia. Hasta ahora no hay ningún detenido.
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martes, 21 de agosto de 2007

JUÁREZ AUN ESPERA A SUS HIJAS O A LA JUSTICIA

Por María Elena Salinas
Ramona Morales ha estado esperando durante 12 años que se haga justicia. A la temprana edad de 16 años su hija Silvia Elena se convirtió en una de las primeras de un grupo de jóvenes mujeres cuyas vidas se perdieron trágicamente en uno de los casos de homicidios en serie más extraños de la historia.
Silvia Elena trabajaba en una zapatería para ayudar a su familia con los gastos. Con la precisión de un reloj llegaba a su trabajo desde su casa en el autobús de las 8 cada noche, hasta ese fatídico día cuando nunca regresó a casa. Un par de semanas más tarde fue hallado su cadáver. Había sido asaltada sexualmente y su cuerpo mutilado.
Desde 1993, alrededor de 400 mujeres han sido halladas muertas o han desaparecido en la población mexicana de Juárez, del otro lado de la frontera de El Paso, Texas. Muchas, como Silvia Elena, fueron víctimas de agresión sexual. Cerca de la mitad de los casos han sido resueltos, pero la mayor parte de los detalles que rodean los asesinatos se han quedado en el misterio. Pero eso podría estar cambiando.
Hay un interés renovado en los asesinatos de Juárez como consecuencia de la presión que han puesto las familias que han perdido a sus seres queridos, activistas de derechos humanos, grupos de mujeres y otros que están simplemente indignados por la indiferencia y falta de acción de las autoridades mexicanas en estos casos.
En “Las Hijas de Juárez: Una Historia Verdadera de los Asesinatos en Serie al Sur de la Frontera,” mi colega Teresa Rodríguez, quien pasó 10 años investigando los crímenes, le da un rostro humano a la espantosa estadística. El libro relata las atrocidades cometidas contra estas mujeres y expone la ineptitud de las autoridades locales y estatales para resolver los crímenes.

A principios de este mes, más de 90 miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos -tanto demócratas como republicanos- firmaron una carta dirigida al presidente mexicano Felipe Calderón pidiéndole tomar acción en los asesinatos de jóvenes mujeres en Ciudad Juárez. La carta fue iniciativa de la congresista Hilda Solís, de California.
Los legisladores norteamericanos aplaudieron una nueva ley contra la violencia en contra de mujeres que fue aprobada en febrero, llamándola un buen comienzo, pero aclarando que se tiene que hacer más. La nueva ley llama a una integración federal, programas estatales y locales que vinculen a la policía mexicana, los tribunales, los medios de comunicación, las escuelas y otros sectores para identificar y combatir la violencia contra mujeres.
La violencia contra mujeres en México es desconcertante. Un promedio de cuatro mujeres son asesinadas diariamente en ese país, según un informe del 2004 del Instituto Nacional de Estadística e Información Geográfica. Setenta y cinco por ciento de las mujeres asesinadas en México mueren a manos de sus esposos. Y en algunas partes de México robar una vaca es un crimen con mayor castigo que violar a una mujer.
En el caso de los asesinatos en Juárez, según Rodríguez, la impunidad que rodea las matanzas asombran. “Aquellos que han tratado de llegar al fondo de los crímenes han sido amenazados, tienen que dejar sus trabajos bajo presión, son despedidos o pierden sus propias vidas en el proceso,” dice.
Después de que se arrestara a presuntos culpables y los cuerpos de jóvenes mujeres muertas continuaron apareciendo alrededor del pueblo, varias teorías han surgido sobre lo que podría estar detrás de las matanzas. En el libro “Las Hijas de Juárez” se expresan algunas de esas teorías. “Podría ser una combinación de un asesino en serie, un imitador que se ha involucrado o los hijos de familias bien que han matando a chicas jóvenes como si fuera un deporte de sangre” dice Rodríguez.
Ella no excluye la posibilidad en el libro, de que algunos de los administradores que cruzan la frontera desde Estados Unidos hacia México para trabajar diariamente en las fábricas conocidas como maquiladoras podrían estar satisfaciendo sus placeres sexuales con las jóvenes trabajadoras, entonces y deshaciéndose de la evidencia con la ayuda de funcionarios corruptos. “Quienquiera que sea,” dice ella, “es alguien poderoso con mucho dinero.”
Quienquiera que haya matado a su hija Silvia Elena, Ramona Morales espera que él o ellos sean llevados pronto ante la justicia. El término de prescripción en su caso vencerá en dos años. Las voces que hablan por las hijas de Juárez son cada vez más fuertes y apuntan más alto. El gobierno mexicano necesita empezar a escuchar.

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Maria Elena Salinas es autora del libro “Yo soy la hija de mi padre: Una vida sin secretos.”

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jueves, 9 de agosto de 2007

JUAREZ: LAS LEGISLADORAS NO ESCUCHAN NI AVANZAN

Abandonan madres de muertas en Juárez reunión con diputadas
Argumentan que las legisladoras no las estaban escuchando y las respuestas que les dieron de algunos casos planteados fueron los mismos que han escuchado en años...no podemos hacer nada sobre eso
Luis Carlos Cano C. / Corresponsal
El Universal Ciudad Juárez, Chih.
Madres de mujeres asesinadas en esta frontera se salieron de la reunión que tenían con un grupo de 12 diputadas federales, en protesta porque las legisladoras no las estaban escuchando y las respuestas que les dieron de algunos casos planteados fueron los mismos que han escuchado en años..."no podemos hacer nada sobre eso".
Así, lo que se planeaba como una reunión de acercamiento entre las diputadas de las comisiones de Feminicidios y de Equidad y Género con familiares de mujeres asesinadas aquí, terminó en un reclamo generalizado de éstas ultimas por la falta de seriedad y respuesta de las legisladoras.
De entrada, las señoras tuvieron que esperar más de una hora la llegada de las diputadas, pues las citaron a las 11:00 horas y llegaron después de las 12:00 a una junta que se dijo sería de más de dos horas, pero a la media hora de que inició, las mujeres empezaron a salirse al ver la actitud de las representantes del poder Legislativo federal.
Incluso, aunque la reunión fue organizada por gente de la Comisión contra la Violencia Hacia las Mujeres, ahora parte del Instituto Nacional de las Mujeres, las diputadas dijeron desconocer quién la organizó.
Una de las señoras que más se indignaron ante las respuestas de las legisladoras fue Rosa María Gallegos, madre de una mujer asesinada por un agente de la desaparecida Policía Judicial del Estado, quien dijo que ni siquiera se merecieron el respeto de las diputadas, pues no les pusieron atención a lo que decían.
"No les venimos a pedir más que atención, que nos escuchen porque ese es su trabajo, están ganando muy buen dinero, ganan muy buenos viáticos, llegan a los mejores hoteles, las mejores comidas, viajan en avión y tienen todo a la mano, para que vengan a tomarnos el pelo", expresó molesta la señora Gallegos.
"Y así es con todo, no es la primera vez que nos hacen esto, nos dijeron que no podían hacer nada porque nomás venían a escucharnos, para que queremos una sobada, un sana sana. Eso no nos ayuda, ellas deben hablar por nosotros, por eso son diputadas", señaló.
"Ellas son de las comisiones de Feminicidios, de Equidad y Género, ya tienen casi un año en el cargo y vienen ignorando toda la problemática de aquí, entonces a que chingados (sic) vienen, en pocas palabras", expresó.
"Ellas hablando por teléfono, por celular, platicando entre ellas mismas y nosotras hablando como locas, no sirvió de nada", agregó.
Lo mismo opinó Victoria Caraveo Vallina, coordinadora del grupo Madres en Busca de Justicia, integrado por 18 madres, quien señaló que es la primera reunión con las legisladoras de esta comisión y fue decepcionante el resultado, pues de entrada las diputadas aclararon que solo venían a escuchar y "a ver que podemos hacer sobre sus casos".
Sobre ello, Cipriana Jurado Herrera, del Centro de Información y Solidaridad Obrera, dijo que las madres y activistas decidieron salirse de la reunión porque las diputadas prácticamente solo vinieron a pasearse, ya que no sabían siquiera quien organizó la reunión.
"Hay mucha confusión, no hay una organización o programa para la reunión, ni siquiera están escuchando a las señoras, las diputadas están platicando entre ellas, hablando por celular y todo lo que están planteando las familiares de victimas, les dicen que lo van a turnar a las autoridades, pero estas ya tienen todas la información, lo que queremos saber es que van a hacer ellas en el ámbito de sus facultades", expresó.
Además, dijo la activista, las diputadas a todo le ponen peros, que esto es muy difícil, que esto otro también, por eso mejor decidimos salirnos. "Muchas desconocemos cual es la función de las diputadas y si ellas no trabajan en las iniciativas de ley que nos ayuden, pues que estamos haciendo", dijo por su parte la señora Norma Andrade, madre de una de las victimas.
Por su parte, la diputada María Sofìa Castro Romero, presidenta de la Comisión Especial para Conocer las Políticas y la Procuración de Justicia Vinculada a los Feminicidios del País y de Equidad de Género, dijo que "venimos a escuchar a las madres de las victimas y asociaciones de derechos humanos, conocer sus inquietudes".
Sin decir más, reiteró que "nosotros venimos a escucharlas para poder saber cuales son las inquietudes y cual es el motivo de la reunión, ese es el motivo del viaje".
Admitió que no saben nada de los casos de homicidios de mujeres, a pesar de que entre el grupo de legisladoras que vino a la reunión esta la juarense Lilia Guadalupe Merodio Reza.
Comentó que se reunieron en la ciudad de Chihuahua con el gobernador José Reyes Baeza Terrazas y la procuradora Patricia González Rodríguez, quienes les dieron informes sobre el avance en el esclarecimiento de los feminicidios, pero será hasta que revisen todo cuando puedan dar una opinión al respecto.
Las diputadas que estuvieron en la reunión son: María Sofìa Castro Romero, presidenta de la citada comisión; Patricia Villanueva Albraján, secretaria y las integrantes de la misma, Claudia Lilia Cruz Santiago, Omeheira López Reyna y Dolores de María Manuell-Gómez Angulo, además de la legisladora juarense Lilia Merodio.
Asimismo, acudieron a la reunión la diputada María Soledad Limas Frescas, presidenta del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad y Género, así como Maricela Contreras Julián, presidenta de la Comisión de Equidad y Género, además de las integrantes de ésta, Martha Angélica Tagle Martínez, Bertha Yolanda Rodríguez Ramírez, Irena Aragón y Mirna Cecilia Rincón Vargas.
Propuestas que entregaron por escrito
Victoria Caraveo Vallina, coordinadora del grupo Madres en Busca de Justicia, dijo que entre los planteamientos por escrito que entregaron a las legisladoras y esperan una respuesta en 30 días, fue que siga el programa Fidevida, con el ayudaban a las madres de las victimas y lo han retirado, a pesar de que se manejó con mucha transparencia; otro, que se haga una lista fidedigna de las madres de victimas, pues hay cifras que cada quien maneja a su antojo y eso repercute en falta de apoyos a las familias de las victimas.
El tercer punto es una queja contra la Comisiona Nacional de Derechos Humanos, con quien se tuvo un problema, ya que solicitaron copias de los expedientes originales de las asesinadas y las subieron a Internet, con lo que pusieron en peligro las investigaciones y dañaron moralmente a las madres, por lo que se presentara una demanda civil y penal contra la CNDH.
Por otro lado, María Elena Ramos, representante de la Mesa de Mujeres, integradas por varias organizaciones civiles, dijo que propusieron se dé seguimiento a las recomendaciones internacionales emitidas al Estado Mexicano, particularmente para el caso de Ciudad Juárez.
Además, que el legislativo en conjunto con las organizaciones de la sociedad civil construyan indicadores que evalúen la acción gubernamental en términos de prevención y erradicación de la violencia en contra de las mujeres.
También que se programen reuniones periódicas de trabajo con las organizaciones de Ciudad Juárez a efecto de monitorear el avance de los indicadores y sus resultados.
Marchan para exigir justicia
Por otro lado, un grupo de madres de víctimas marcharon, como lo hicieron el mes pasado, frente a la Fiscalía Especial para la Atención de Homicidios de Mujeres, exigiendo justicia para sus hijas.
Paula Flores, mamá de Sagrario, reiteró que las marchas se mantendrán los primeros jueves de cada mes, en espera de respuesta de las autoridades estatales por atender sus casos, pues hasta ahora a un mes de iniciar con estas acciones, no hay respuestas.
Teníamos esperanza en las diputadas, pero no hubo nada, la alternativa que tenemos es las marchas y protestas, no tenemos otra opción para tener respuesta de las autoridades, no han hablado con nosotros.
Desafortunadamente, dijo la señora Flores, no tenemos el respaldo de todas las madres y de familiares de victimas, por eso insistimos en exigir justicia, porque aunque no regresen nuestras hijas, debe hacerse justicia y castigar a los responsables de los homicidios.
Una marcha similar, dijo, se hizo en la ciudad de Chihuahua capital y se hará en forma simultanea cada mes, por tiempo indefinido.

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viernes, 3 de agosto de 2007

REFORMA DEL ESTATUTO UNIVERSITARIO

Pronunciamiento de las autoridades de las Facultades de Arquitectura, Ciencias Exactas, Ciencias Sociales y Filosofía y Letras frente a la Asamblea Universitaria del 6 de agosto de 2007
Ante un acontecimiento de valor histórico

El próximo lunes se reunirá la Asamblea de la Universidad de Buenos Aires con el fin de debatir la reforma de su Estatuto. Es la primera vez desde la normalización institucional de la UBA (después de la dictadura) que esto sucede. Por tal motivo, pero también por lo que significa la discusión de las bases fundacionales de la Universidad, estamos ante un acontecimiento de valor histórico. Es por ello que concurriremos al Colegio Nacional de Buenos Aires con la firme convicción de nuestra alta responsabilidad en este crucial momento.
Los asambleístas de nuestras cuatro facultades esperamos que allí se constituya un auténtico espacio de debate universitario, con espíritu democrático y respeto mutuo. En tal sentido y con estas miras es que hacemos públicas las propuestas que presentamos y que elevaremos a consideración de la Asamblea Universitaria del 6 de agosto, así como sus fundamentos.
Sabemos que los temas del gobierno son los generan más expectativas, pero estamos convencidos de que la consideración de los principios constitutivos de la Universidad, las condiciones de la docencia, la investigación, la extensión, el presupuesto, los recursos y el patrimonio son, al menos, de igual importancia.
Antecedentes:
Los distintos miembros y grupos que componen la comunidad universitaria son tributarios de tradiciones institucionales y políticas de las más diversas.
También se reconocen en prácticas académicas y organizativas del dictado de la docencia, de investigación y de cumplimiento de su función social muy dispares entre sí. Lo propio se da al analizar los modos en que se recorren las tramas curriculares, si existen estructuras departamentalizadas o no, si existen autoridades de carreras o no -cuando una misma facultad tiene más de una-, si se mantiene la estructura de cátedra y cómo ellas están compuestas, sobre todo a la hora de enfrentar el acto educativo por excelencia como es la docencia.
Esto configura una trama de identidades cruzadas basadas en idearios de la política universitaria, por las disciplinas científicas y profesionales, y en muchos casos por identidades partidarias externas a la vida de la universidad.
En este contexto, en el cual se inscriben el sempiterno atraso en la convocatoria a la asamblea universitaria tantas veces prometida, una situación económica -por todos reconocida- como de extrema dificultad y los procesos resultantes del complejo año 2006 en el seno de la UBA, nuestro sector político pone a consideración de la comunidad una serie de propuestas estatutarias cuyo núcleo central es un fuerte espíritu de vocación universitaria.
Los fundamentos básicos de este espíritu son: que la UBA sea una casa de estudios de excelencia y masiva; que nuestra Universidad se inserte en la sociedad de la que se nutre y la sostiene, dialogando con ella de modo coordinado; que reconozca que tiene un deber que cumplir garantizando el derecho a la educación permanente para formar profesionales cabales, con pensamiento crítico y compromiso social, orientados en el respeto y promoción de los derechos humanos y el cuidado de nuestro hábitat.
Hubiéramos preferido una participación más masiva en las instancias previas de esta etapa que se abre de cara a la reforma del estatuto, situación que hubiera dado cuenta de la existencia de un demos universitario comprometido e insuflado de espíritu polémico en beneficio de la universidad. Sin embargo, las comisiones de trabajo han cumplido con su labor en forma metódica y minuciosa atendiendo a la totalidad de las problemáticas que un estatuto puede ofrecer. Rescatamos, por lo tanto, como un hecho altamente positivo que se convocara a trabajar a estas comisiones y que ellas se reunieran y discutieran el estatuto, y que cumplida esta etapa se convoque a la asamblea universitaria para analizar el trabajo realizado.
Con una fuerte vocación universitaria, ofrecemos nuestras propuestas para debatir en forma abierta, democrática, invitando a que quienes no piensan igual que nosotros tengan la misma generosidad que queremos tener a la hora de establecer un marco institucional que dentro de décadas nos permita sentir orgullo porque habremos estado a la altura del desafío de la hora.
En concreto, y de acuerdo a los tópicos con los que las comisiones han sido convocadas, estas son nuestras propuestas:
En materia de bases y fundamentos de la Universidad de Buenos Aires, estamos proponiendo que la UBA tenga como fines la creación, la producción, la difusión y la preservación del conocimiento y la cultura, interactuando en forma permanente con el pensamiento universal y prestando particular atención a los problemas argentinos y latinoamericanos.
Que en su obligación constitutiva contribuya al desarrollo del conocimiento y la cultura mediante la docencia, la investigación científica y tecnológica, la extensión y la creación artística.
Consagrar que en el marco de una Universidad masiva, ella es una comunidad de docentes (no sólo profesores), graduados, estudiantes y personal técnico, administrativo y de servicios.
Entre sus fines nos parece fundamental procurar la formación integral de sus miembros y se infunda en ellos el espíritu crítico, el compromiso ético y la responsabilidad social. Y entre sus misiones deberá ponerse particular énfasis en garantizar la pluralidad y asegurar dentro de su recinto la más amplia libertad de expresión, investigación científica y docencia, promoviendo la plena vigencia de los derechos humanos y rechazando su avasallamiento.
En el mismo sentido, se proclama a la Universidad como la institución mediante la cual la sociedad da respuesta al derecho a la educación superior de cada uno de sus miembros, así como a los beneficios sociales que la docencia y la investigación pueden brindarle mediante la previsión, el análisis y la resolución de sus necesidades de un modo sistemático, comprometido y científicamente fundamentado. Éste es el espíritu con el cual la UBA debe organizar, tanto sus programas disciplinarios, cuanto sus tareas de transferencia y extensión.
En términos más ligados a lo institucional, se propone organizar el Ciclo inicial garantizando el derecho a la ciudadanía universitaria a los integrantes del actual CBC.
Nuestra propuesta pone énfasis en la consideración de la investigación y la extensión como actividades constitutivas de la condición del docente universitario y como parte del proceso formativo del estudiante universitario. La extensión debe ser pensada y abordada desde una perspectiva solidaria con la sociedad de la cual nuestra universidad forma parte. Así, consideramos primordial buscar a través de la producción y transferencia de conocimiento la resolución de problemas y desafíos que la comunidad demanda, para así colaborar en la ampliación del derecho a la educación del conjunto del pueblo.
Entre los fundamentos de su obrar, proponemos que la Universidad brinde servicios académicos y sociales a la comunidad universitaria, que faciliten el acceso al conocimiento y las condiciones para la continuidad de los estudios. Por ello, consideramos que es obligación de la UBA procurar a los estudiantes bibliotecas actualizadas, salas de informática, instalaciones, alimentación y alojamiento adecuado y asistencia medica gratuita..
En los aspectos relativos a la actividad docente, nuestras propuestas atienden a garantizar el derecho al salario por el desempeño de sus trabajadores en la Universidad, así como plasmar que el desarrollo de esta actividad es ineludible, sea cual fuere la dedicación y categoría que se posea.
Nuestros proyectos reconocen también el rol fundamental que tienen los docentes auxiliares en el dictado de clases y demás tareas que la Universidad desarrolla, por lo que se postula la jerarquización de su rol, comenzando por el cambio de nombre de su categoría para prestigiarlos como docentes.
Un tópico no menor, y que reconoce la necesidad imperiosa de democratizar el derecho a la ciudadanía universitaria, es aquel que atiende a la situación de los docentes interinos.
A la fecha, el estatuto sólo reconoce esta figura de modo residual. La concepción de la Universidad de hace cincuenta años no podía nunca imaginar el crecimiento de la matrícula a los niveles de masividad actuales, el incremento de cantidad de docentes necesario para atenderla y las condiciones de incorporación a los planteles universitarios -sin perjuicio de los diseños de planes curriculares- que hacen dificultosa su atención sólo con docentes concursados.
Por lo anterior, las modificaciones propuestas al capítulo II del Título II tienden a eliminar la posibilidad que existan profesores sin concurso y ad-honorem. Se defiende el sistema de concursos públicos, abiertos, periódicos, y transparentes como sistema para la provisión del personal docente. Se tiende a eliminar la figura del ad-honorem como solución a la falta de personal docente rentado para satisfacer las necesidades del dictado de clases. Como excepción, se mantiene en el art. 54 a las categorías de profesores contratados o invitados, y por tiempo limitado, para facilitar el dictado de cursos especiales.
Sin perjuicio de las obligaciones incumplidas por distintas unidades académicas, lo cierto es que el derecho a la participación política en la vida universitaria es inalienable y ninguna rémora administrativa puede frustrarlo. Por eso proponemos atender a la satisfacción de estos derechos, cuando aparezca de modo obvio que la falta de la condición de regular no se debe a la voluntad del docente, sino a la desatención de las unidades académicas.
En el marco de las propuestas que atienden a las previsiones presupuestarias, y en este caso por unanimidad de los miembros asambleístas que participaron de la comisión, estamos promoviendo la conformación del Consejo Superior como ámbito en el que se discutan pautas y directrices estratégicas para la UBA de carácter plurianual.
Asimismo, en forma meticulosa, estamos promoviendo criterios de transparencia y uniformidad de elaboración y rendición de los presupuestos, circunstancias que hoy no están previstas. Ello para todas las partidas y para todos los intereses económicos que la Universidad posea en distintas entidades externas a ella.
En idéntico sentido, se propone un conjunto de mecanismos de control para una gestión transparente y oportuna. Esto es mucho más que una cuestión de técnica administrativa porque propone plasmar principios de acceso a la información pública en el seno del estatuto.
Consideramos además esencial la incorporación de tres principios de importancia:
El primero propone la clara y tajante incorporación al patrimonio de la UBA los archivos documentales al considerarlos estatutariamente parte del mismo y seguido por sus reglas de preservación.
El otro principio que propusimos y se aceptó fue la constitución del sistema de Bibliotecas de la Universidad como un servicio de apoyo para el aprendizaje, la docencia, la investigación y demás actividades relacionadas con los objetivos institucionales de la Universidad. Nos referimos a todos los fondos bibliográficos y documentales cualquiera sea su soporte material, el lugar donde se custodien, el concepto presupuestario con el que se adquieran o su forma de adquisición.
Para ello se promueve que la biblioteca de la Universidad se estructure a través de un sistema bibliotecario único, descentralizado en bibliotecas de las diferentes unidades y dependencias; y coordinado a través de los mecanismos que fije el Consejo Superior.
El tercer principio sustantivo que se propone es aquel por el cual queda absolutamente prohibida la aplicación de derechos, tasas o aranceles que pudieran recaer sobre la actividad académica de grado de la Universidad y sobre cualquier actividad de carácter académico que tenga como fin la formación de los trabajadores de la Universidad.
En lo que hace a las propuestas sobre las formas de gobierno y representación, nuestro sector propone, sobre la necesidad de que los docentes auxiliares sean efectivamente reconocidos en su importancia de su rol en una universidad masiva, su inclusión efectiva y adecuada en los organismos de gobierno de la UBA.
Estamos proponiendo también la democratización en la conformación de las listas de profesores, por vía de la eliminación de mínimos y porcentajes apoyados en la condición de titulares, asociados o adjuntos.
También, con plenos derechos de voz y voto, postulamos la incorporación de la representación de los trabajadores de administración y servicios, tanto a los consejos directivos de las facultades, como al Consejo Superior de la Universidad.
En síntesis, planteamos a la comunidad universitaria los principios que sustentan nuestras convicciones de una Universidad del mayor nivel académico con un claro compromiso con la sociedad a la que se debe; abierta a las necesidades populares y productora de conocimientos de valor pública. Iremos a la Asamblea con la firme decisión de colaborar en la construcción de la mejor Universidad que podamos para el conjunto del pueblo argentino.

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lunes, 30 de julio de 2007

CARLOS AIUB, VERSOS QUE REGRESAN

literaturavida y obra del poeta y militante carlos aiub
La poesía urgente, en busca de la palabra justa

También geólogo y vendedor de libros, está desaparecido desde junio del ’77. Acaba de publicarse Versos aparecidos, dentro de la colección Los Detectives Salvajes. El libro incluye 30 poemas encontrados por sus hijos, escritos en un cuaderno Exito.
Por Silvina Friera en Página 12
La máquina de muerte ejecutada por la dictadura alcanzó a la familia Aiub en La Plata, en junio de 1977, con los secuestros de Carlos y su mujer, Beatriz Ronco. Cuando los familiares decidieron recuperar de la casa que alquilaban en Tolosa las pocas pertenencias que no habían sido robadas o destruidas, encontraron un viejo cuaderno anillado –de paradójica marca Exito– que contenía de puño y letra treinta poemas que Carlos, militante del Movimiento Revolucionario 17 de Octubre (M-17), geólogo y vendedor de libros, habría escrito entre 1972 y 1975. Para sus hijos, Ramón y Juan, no resultó fácil la decisión de publicar estos poemas a 30 años de la desaparición de su padre. “Nunca sabremos si fueron sólo esos treinta los que escribió o si éstos sólo son una pequeña fracción de una obra que la acción represiva y silenciadora jamás nos permitirá conocer. Nunca sabremos tampoco si él hubiese querido hacerlos públicos, pero jamás tampoco tendremos esa respuesta”, señalan sus hijos en el prólogo de Versos aparecidos, poemas de Aiub publicados en la colección Los detectives salvajes, coordinada por el poeta Julián Axat, de la editorial platense La Talita Dorada (ver aparte).
Versos a golpes
“La poesía de Aiub es el grado cero de la escritura de una época, es como un punto neutro que lo contiene todo de una manera muy simple, poética –-explica Axat en diálogo con Página/12–. Me arriesgaría a decir, sin caer en un extremo, que en este puñado de versos está condensada toda la historia de la militancia revolucionaria de los ’70. Incluyendo todas sus problemáticas, cuyo capítulo más polémico y a la vez más maravilloso sería la belleza en la pasión revolucionaria.” Axat, autor de los poemarios Los albañiles, Peso formidable y Médium (poética belli), entre otros títulos, señala que cuando Aiub dice que “esos versos que aún intento a golpes”, están poniendo en evidencia la exposición de su vida por la lucha revolucionaria como parte de la lucha por la poesía. “No hay posibilidad de entrega sin ambas. La guerra ‘de’ y ‘desde’ la poesía, como parte de la guerra ‘de’ y ‘desde’ la política. Citando a Clausewitz, la poesía es también como la política, la guerra por otros medios. La guerra por una nueva palabra, que al decir de otro gran poeta desaparecido como Francisco ‘Paco’ Urondo, se trata de la búsqueda de una palabra más justa.”
La mayoría de estos poemas no tiene título, sólo unos pocos recibieron nombre. Algo similar ocurre con las fechas, no todas fueron registradas por el poeta. La publicación de Versos aparecidos respeta el orden espacial que ocupaban los poemas dentro del cuaderno Exito, y de acuerdo con ese orden han sido numerados. “Contemplando aquellos poemas fechados, resulta extraña la inexistencia de una línea cronológica dentro del ordenamiento espacial –advierten los hijos en el prólogo–. Una posible explicación imagina al cuaderno conteniendo trascripciones de una selección realizada por Carlos, hipótesis probable dado el confiado uso de la tinta y las escasas correcciones.”
Aiub nació en Coronel Dorrego y entre colegio, fútbol –con más ganas que habilidad, según cuentan–, clases de plástica y música de Los Beatles, transcurrieron allí su infancia y juventud junto a sus hermanos menores, Ricardo (también desaparecido) y Marita (asesinada en un operativo junto con su esposo, Rafael, y su hijo, Claudio, de dos meses, en julio de 1977). Cuando terminó sus estudios secundarios, Aiub se trasladó a La Plata para estudiar geología, carrera en la que se graduó tiempo después. Cuando se acercó al Peronismo de Base y comenzó su militancia barrial, conoció a Beatriz Ronco –Bea en sus poemas–, su compañera, esposa y con quien tuvo dos hijos varones, Ramón y Juan.
El universo poético de los ’70
¿Qué fue lo que percibió Axat al leer los poemas de este militante, vendedor ambulante de libros y geólogo que trabajaba en el Museo de Ciencias Naturales de la Plata? “Lo que más me sorprendió no fue la escritura ni el estilo de Aiub –responde–. Los versos son sencillos, no poseen barroquismo alguno, en todo caso dan cuenta de la urgencia con la que están escritos, la hondura de un militante comprometido a tal punto con la palabra, que si no mejoran sus versos, no mejora él mismo: el hombre nuevo debe ser también un hombre de la belleza. Poesía y Poeta serían indistinguibles, dice Gelman cuando habla del último Urondo.” Otro aspecto que a Axat le parece sorprendente es que Aiub vaticina en sus versos su pronta desaparición. “Como si fuera un revelado, nos está diciendo que en poco tiempo los ejércitos de la noche se aproximan a llevarse a toda una generación para acallarla. Viene a mí la famosa idea del Angel Nuevo de Walter Benjamin, que ya se anticipa a Auschwitz en sus primeros escritos”, recuerda el coordinador de la colección.
Axat plantea que los versos de Aiub cuentan una historia no contada hasta el momento por ningún archivo o libro de historia: la historia del imaginario revolucionario de los ’70, narrada desde el universo poético. “Cierta bibliografía que hoy circula en el mercado de la memoria setentista muchas veces cae en subestimaciones militantes por dos razones: la primera omite maliciosamente este imaginario poético, por lo tanto se remite a los hechos secamente objetivos en forma de crónica. La segunda subestima ese mismo imaginario haciendo valer cierta idea de ‘manipulación’ desde las cúpulas revolucionarias. Es aquí donde aparece la necesidad de poder explicar la ‘lógica interna’, la intimidad y el imaginario poético de determinados militantes (no de todos, por supuesto) en su capacidad de entrega. El libro de Aiub da respuesta a estos problemas, completando esa otra parte de la historia no contada hasta ahora, y lo hace como protagonista. Es su voz la que viaja en el tiempo (30 años) para llegar a nosotros que hoy la descubrimos.”
“Los versos de Aiub –agrega Axat– nos hablan de la alegría de hacer la guerra, de la ofrenda a la posteridad que eso significa, del primer día de militancia”. Y cita a modo de ejemplo unos versos del poema Uno: “la alegría de nosotros en ellos/la alegría en esta guerra/las partes lindas de la guerra sucia en la guerra larga/la ofrenda generosa pura/la ofrenda escamoteada quizá para mañana mismo/la pequeña zona liberada de mis sueños de estratega/el marco de la guerra cotidiana/así simple mezclándose lo nuestro con el barrio, con los cumpas de la diaria militancia”. El poeta y coordinador de la colección Los Detectives Salvajes observa que hay una sensibilidad para nombrar el mundo, “para apreciar sus miserias y grandezas bajo el manto de la melancolía” en versos como “la tristeza es una figura del humo/la tristeza es una niña vestida de otoño/un encuentro común aunque no lo busco/la tristeza es un pedazo de cielo tras la ventana pequeña de la celda/es morir y no ver el futuro”.
“El trabajo con la palabra parece consistir en dejar de lado los barrocos, ser claro y preciso”, subraya Axat. “Por momentos Carlos nos cuenta de su amor (“un año hace apenas cuando nos conocimos/casi yo sin darme cuenta/cuando aquel pedazo de mi corazón vacío/comenzó a llenarse...”), pero también están las inquietudes y los miedos, la sensación de que los días pasan y se asume el riesgo de que todo puede precipitarse, que la posibilidad de perderse está allí presente, tocándole los talones todo el tiempo (“la idea de la muerte que la pensás lejana esa muerte diaria con olor a balas o a picana o a miseria larga”). Hay también pequeños homenajes en dos poemas: “Gordo ¡Presente!” (Poema ocho) y “Vos y Trelew” (Poema Diecisiete): “Retomo la vida de ustedes inconclusa/ retomo la poesía aquella también inconclusa/retomo mi propio camino entonces (hace tres años Trelew 22 de agosto)/ y busco”.
El poeta y coordinador de la colección aclara que todos los poemas parecen estar hechos con una velocidad especial. “Tienen el don de la velocidad de la luz. Así llegaron hasta aquí, son palabras fraguadas como el rayo que atraviesa lo peor de la noche. Los versos dejan ver esa frescura militante trazada a los tumbos en un cuaderno a mano, sobre el límite de una hoja filosa”, sugiere Axat. “El libro de Aiub también muestra lo difícil de volver a ese imaginario poético anterior a la ESMA. Parafraseando a Theodor Adorno, la ESMA es bisagra, marca un antes y un después de esa poesía en Argentina. Cantidad de poesía, escrita o latente –en potencia–- borrada del mapa, secuestrada, torturada y finalmente silenciada. ¿Qué queda hoy de esa poesía? Esto último es lo mismo que preguntarse: ¿Qué queda de la poesía de Aiub más allá de ese manuscrito encontrado por sus hijos y que hoy es publicado? ¿Existirá algo más perdido por allí que haya escrito Aiub?, ¿O es todo lo que él quiso decirnos?” Preguntas sin repuestas... por el momento.

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domingo, 22 de julio de 2007

EL DIARIO DE RUSTKA LASKIER

Diario del gueto
Si Dios existiese no permitiría que seres humanos fuesen arrojados vivos a hornos crematorios, que las cabezas de los niños fuesen destrozadas a culatazos o se les encerrase en sacos para ser gasado hasta la muerte". Lo escribió Rutka Laskier, una judía polaca de 14 años, el 5 de febrero de 1943, pocos meses antes de morir en el infierno del campo de exterminio de Auschwitz, en un diario que escondió antes de ser deportada y que ha tardado 63 años en salir casi milagrosamente a la luz.
Rutka empezó a redactar el cuaderno el 19 de enero de 1943, con su país ocupado por los alemanes y éstos poniendo en práctica lo que Hitler y sus secuaces llamaban "solución final del problema judío", y que la historia ha acuñado con el nombre de Holocausto. La chica vivía con sus padres y su hermano menor, Henius, en condiciones más que precarias, en una sola habitación de un piso del gueto de Bedzin, al sur del país. Y como refleja su diario, que recuerda el ya mítico de Ana Frank, era perfectamente consciente de lo que estaba pasando en Europa y del destino horrendo al que se enfrentaba.
"El cerco en torno a nosotros se hace cada día más estrecho", escribe el 5 de febrero. Pero la barbarie aún había de brindar a Rutka tres meses preciosos, antes de su viaje al matadero de Auschwitz, para llenar unas 60 páginas manuscritas en un sencillo cuaderno. Su contenido es un singular relato en el que esta adolescente entrelazó el miedo y las atrocidades en los que estaba inmersa y la pujanza de una adolescente que apenas se asomaba entonces a los secretos de la vida.
"Hoy he visto a un soldado alemán arrancar a un bebé de las manos de su madre y partirle la cabeza a golpes contra un poste de la electricidad. La madre enloqueció. Yo estoy aterrorizada cuando veo uniformes. Me estoy convirtiendo en un animal a la espera de la muerte". Ése es el mundo que rodeaba a Rutka un día cualquiera -el día 6 de febrero de 1943- en la rutina del gueto.
Y, sin embargo, tan sólo unos días después, la adolescente tiene ya otras cosas muy diferentes en la cabeza: "He decidido dejar que Janek me bese. Al final, alguien tendrá que darme el primer beso. Entonces, que sea Janek. Me gusta".
Aparecen el amor y la sensualidad, junto a las dudas que a menudo los acompañan; pero todo se interrumpe el 24 de abril, cuando Rutka apunta su última nota poco antes de que la familia Laskier sea deportada, primero a otro gueto y luego a Auschwitz, que ha pasado a la historia como máximo exponente del horror nazi. Rutka morirá allí. Acabada la guerra, los historiadores establecieron que tan sólo en ese campo de exterminio fueron asesinados más de un millón de judíos y decenas de miles de gitanos y de opositores políticos polacos y soviéticos.
Antes de ser deportada, sin embargo, la joven Rutka -que nació probablemente en la ciudad de Gdansk, aunque hay alguna duda al respecto- tiene la voluntad, la lucidez y la habilidad para ocultar el cuaderno en un escondrijo. Lo hizo bajo las escaleras de la casa de la calle Kasernerstrasse, número 13, por indicación de Stanislawa Sapinska, una amiga, cristiana, unos 10 años mayor que ella.
"Yo vivía con mi familia en esa casa antes de que los nazis llegaran a Bedzin", rememora ahora Sapinska, que tiene hoy 89 años, desde esta ciudad polaca. "Cuando nuestra zona fue convertida en gueto, los vecinos no judíos fuimos trasladados a otro barrio. Sin embargo, como yo trabajaba cerca de la vivienda familiar, mi padre me pedía a menudo que me acercara a ver en qué condiciones se encontraba. Así terminé trabando amistad con Rutka".
Sapinska aprovecha a veces la pausa de la comida para ir a ver a su nueva amiga. Se sientan en un banco cerca de la casa y charlan. "Era una chica agradable y sensata, y más madura de lo que su edad podía hacer pensar", recuerda. "Nuestra amistad no fue muy larga, pero se hizo enseguida estrecha, quizá por la dureza de los acontecimientos que nos rodeaban. Llegué a sentir hacia ella el cariño de una hermana mayor".
Entre tanto, la máquina de exterminio nazi se acerca, y Rutka lo sabe. "Pese a su juventud, estaba siempre mejor informada que yo", cuenta Sapinska. Tanto que, todavía hoy, sospecha que estaba en contacto con alguna organización de la resistencia.
El alto grado de conocimiento que tenía Rutka sobre lo que ocurría en Auschwitz resulta bastante insólito, ya que, por aquella época, lo ignoraban la mayoría de los judíos. Eso, sin embargo, no suscita dudas en Yad Vashem, el centro israelí dedicado a mantener viva la memoria del Holocausto que, con la publicación del diario, avala la autenticidad del mismo.
Dadas las circunstancias que la rodean, no tarda en llegar el momento en el que la adolescente empieza a perder la esperanza. "Siento que ésta es la última vez que escribo. Hay una aktion [redada] en la ciudad. No puedo salir y estoy enloqueciendo, presa en casa. Esto es un tormento, es el infierno. Intento huir de estos pensamientos, pero me persiguen como moscas fastidiosas. Si sólo pudiese decir se acabó. Sólo se muere una vez..., pero no puedo porque, pese a todas estas atrocidades, quiero vivir, y espero el día siguiente. Eso significa esperar Auschwitz". Es el 20 de febrero.
Rutka se equivoca. Aún tendrá tiempo de escribir más, de dudar de su amor por Janek, de arrepentirse de haberle tratado mal en alguna ocasión, de sentirse agotada por el miedo que lee en las caras. Ante semejante escenario, Rutka decide confiar a su amiga la existencia de su diario y le expresa su deseo de que el cuaderno no se pierda pase lo que pase.
"Como yo conocía la casa, le indiqué un escondrijo que podría utilizar en el caso de que surgieran problemas", explica Sapinska. "Acordamos que, si le pasaba algo, yo me acercaría después de la guerra para recuperar el diario".
Así lo hizo.
Terminada la guerra, Sapinska volvió a la casa de la Kasernerstrasse, número 13. Encontró el inmueble en muy malas condiciones. Fue hasta el lugar pactado. Y allí estaba, prácticamente íntegro, el cuaderno de Rutka. Sólo unas páginas habían sido arrancadas. Posiblemente la propia chica decidió en el último momento que había algunas cosas que no quería que llegaran a saberse. Quizá algo muy intimo.
"Me conmoví al encontrarlo y leerlo", recuerda Sapinska. Guarda el cuaderno en una estantería de su casa..., y allí se queda durmiendo más de 60 años. De vez en cuando lo coge, lee unas páginas, recuerda a su amiga y al destino trágico que sufrió. "Pero nunca se me ocurrió publicarlo". Lo guardó simplemente como un tesoro privado, hasta que la curiosidad de un sobrino interesado en la atormentada historia de Polonia durante la II Guerra Mundial vino a cambiar las cosas.
Sapinska tiene en su librería una buena respuesta para muchas de las preguntas del sobrino: el diario de Rutka. Nada más abrirlo, el sobrino se da cuenta del excepcional valor del documento, convence a Stanislawa de la necesidad de publicarlo y contacta con Adam Szydlowski, un funcionario del Ayuntamiento de Bedzin que lleva el centro de cultura judía de la localidad. "Cuando leí el cuaderno me quedé impresionado", señalaba el miércoles Szydlowski desde Krynica, una localidad turística del sur de Polonia, donde se encuentra de vacaciones. Se da cuenta de que, pese a tener sólo 14 años, la autora del diario posee una extraordinaria agudeza visual y un notable sentido del ritmo narrativo. El texto, espontáneo, inspira ternura, angustia y emoción.
Szydlowski se lanza entonces tras la pista de Rutka; intenta reconstruir su historia, localizar a sus familiares y amigos. Poco a poco logra todos sus objetivos. "Contacté con amigos que tengo en Israel y me puse a la caza. Localicé a una amiga de Rutka, Linka Gold, que actualmente vive en Londres y que pudo salvarse de Auschwitz gracias a unos pasaportes paraguayos falsos que algunas familias judías de Bedzin lograron obtener".
Tirando del hilo, con la ayuda de Menachem Lior, que conoció a Rutka en Bedzin, Szydlowski descubre que el padre de la chica, Yaacov Laskier, logró sobrevivir al terrible campo de exterminio. Sin embargo, su madre y su hermano fueron asesinados poco después .-

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domingo, 15 de julio de 2007

Roberto Bolaño y "El ojo Silva"

EL OJO SILVA
Para Rodrigo Pinto y María y Andrés Braithwaite

Lo que son las cosas, Mauricio Silva, llamado el Ojo, siempre intentó escapar de la violencia aun a riesgo de ser considerado un cobarde, pero de la violencia, de la verdadera violencia, no se puede escapar, al menos no nosotros, los nacidos en Latinoamérica en la década del cincuenta, los que rondábamos los veinte años cuando murió Salvador Allende.
El caso del Ojo es paradigmático y ejemplar y tal vez no sea ocioso volver a recordarlo, sobre todo cuando ya han pasado tantos años. En enero de 1974, cuatro meses después del golpe de Estado, el Ojo Silva se marchó de Chile. Primero estuvo en Buenos Aires, luego los malos vientos que soplaban en la vecina república lo llevaron a México en donde vivió un par de años y en donde lo conocí. No era como la mayoría de los chilenos que por entonces vivían en el D.F.: no se vanagloriaba de haber participado en una resistencia más fantasmal que real, no frecuentaba los círculos de exiliados. Nos hicimos amigos y solíamos encontrarnos una vez a la semana, por lo menos, en el café La Habana, de Bucareli, o en mi casa de la calle Versalles en donde yo vivía con mi madre y con mi hermana. Los primeros meses el Ojo Silva sobrevivió a base de tareas esporádicas y precarias, luego consiguió trabajo como fotógrafo de un periódico del D.F. No recuerdo qué periódico era, tal vez El Sol, si alguna vez existió en México un periódico de ese nombre, tal vez El Universal; yo hubiera preferido que fuera El Nacional, cuyo suplemento cultural dirigía el viejo poeta español Juan Rejano, pero en El Nacional no fue porque yo trabajé allí y nunca vi al Ojo en la redacción. Pero trabajó en un periódico mexicano, de eso no me cabe la menor duda, y su situación económica mejoró, al principio imperceptiblemente, porque el Ojo se había acostumbrado a vivir de forma espartana, pero si uno afinaba la mirada podía apreciar señales inequívocas que hablaban de un repunte económico. Los primeros meses en el D.F., por ejemplo, lo recuerdo vestido con sudaderas. Los últimos ya se había comprado un par de camisas e incluso una vez lo vi con corbata, una prenda que nosotros, es decir mis amigos poetas y yo, no usábamos nunca. De hecho, el único personaje encorbatado que alguna vez se sentó a nuestra mesa del café Quito, en la avenida Bucareli, fue el Ojo. Por aquellos días se decía que el Ojo Silva era homosexual. Quiero decir: en los círculos de exiliados chilenos corría ese rumor, en parte como manifestación de maledicencia y en parte como un nuevo chisme que alimentaba la vida más bien aburrida de los exiliados, gente de izquierda que pensaba, al menos de cintura para abajo, exactamente igual que la gente de derecha que en aquel tiempo se enseñoreaba de Chile. Una vez vino el Ojo a comer a mi casa. Mi madre lo apreciaba y el Ojo correspondía al cariño haciendo de vez en cuando fotos de la familia, es decir de mi madre, de mi hermana, de alguna amiga de mi madre y de mí. A todo el mundo le gusta que lo fotografíen, me dijo una vez. A mí me daba igual, o eso creía, pero cuando el Ojo dijo eso estuve pensando durante un rato en sus palabras y terminé por darle la razón. Sólo a algunos indios no les gustan las fotos, dijo. Mi madre creyó que el Ojo estaba hablando de los mapuches, pero en realidad hablaba de los indios de la India, de esa India que tan importante iba a ser para él en el futuro. Una noche me lo encontré en el café Quito. Casi no había parroquianos y el Ojo estaba sentado junto a los ventanales que daban a Bucareli con un café con leche servido en vaso, esos vasos grandes de vidrio grueso que tenía el Quito y que nunca más he vuelto a ver en un establecimiento público. Me senté junto a él y estuvimos charlando durante un rato. Parecía translúcido. Esa fue la impresión que tuve. El Ojo parecía de cristal, y su cara y el vaso de vidrio de su café con leche parecían intercambiar señales, como si se acabaran de encontrar, dos fenómenos incomprensibles en el vasto universo, y trataran con más voluntad que esperanza de hallar un lenguaje común. Esa noche me confesó que era homosexual, tal como propagaban los exiliados, y que se iba de México. Por un instante creí entender que se marchaba porque era homosexual. Pero no, un amigo le había conseguido un trabajo en una agencia de fotógrafos de París y eso era algo con lo que siempre había soñado. Tenía ganas de hablar y yo lo escuché. Me dijo que durante algunos años había llevado con ¿pesar?, ¿discreción?, su inclinación sexual, sobre todo porque él se consideraba de izquierdas y los compañeros veían con cierto prejuicio a los homosexuales. Hablamos de la palabra invertido (hoy en desuso) que atraía como un imán paisajes desolados, y del término colisa, que yo escribía con ese y que el Ojo pensaba se escribía con zeta. Recuerdo que terminamos despotricando contra la izquierda chilena y que en algún momento yo brindé por los luchadores chilenos errantes, una fracción numerosa de los luchadores latinoamericanos errantes, entelequia compuesta de huérfanos que, como su nombre indica, erraban por el ancho mundo ofreciendo sus servicios al mejor postor, que casi siempre, por lo demás, era el peor. Pero después de reírnos el Ojo dijo que la violencia no era cosa suya. Tuya sí, me dijo con una tristeza que entonces no entendí, pero no mía. Detesto la violencia. Yo le aseguré que sentía lo mismo. Después nos pusimos a hablar de otras cosas, libros, películas, y ya no nos volvimos a ver. Un día supe que el Ojo se había marchado de México. Me lo comunicó un antiguo compañero suyo del periódico. No me pareció extraño que no se hubiera despedido de mí. El Ojo nunca se despedía de nadie. Yo nunca me despedía de nadie. Mis amigos mexicanos nunca se despedían de nadie. A mi madre, sin embargo, le pareció un gesto de mala educación. Dos o tres años después yo también me marché de México. Estuve en París, lo busqué (si bien no con excesivo ahínco), no lo encontré. Con el paso del tiempo empecé a olvidar hasta su rostro, aunque siempre persistió en mi memoria una forma de acercarse, un estar, una forma de opinar desde cierta distancia y desde cierta tristeza nada enfática que asociaba con el Ojo Silva, un Ojo Silva que ya no tenía rostro o que había adquirido un rostro de sombras, pero que aún mantenía lo esencial, la memoria de su movimiento, una entidad casi abstracta pero en donde no cabía la quietud. Pasaron los años. Muchos años. Algunos amigos murieron. Yo me casé, tuve un hijo, publiqué algunos libros. En cierta ocasión tuve que ir a Berlín. La última noche, después de cenar con Heinrich von Berenberg y su familia, cogí un taxi (aunque usualmente era Heinrich el que cada noche me iba a dejar al hotel) al que ordené que se detuviera antes porque quería pasear un poco. El taxista (un asiático ya mayor que escuchaba a Beethoven) me dejó a unas cinco cuadras del hotel. No era muy tarde aunque casi no había gente por las calles. Atravesé una plaza. Sentado en un banco estaba el Ojo. No lo reconocí hasta que él me habló. Dijo mi nombre y luego me preguntó cómo estaba. Entonces me di la vuelta y lo miré durante un rato sin saber quién era. El Ojo seguía sentado en el banco y sus ojos me miraban y luego miraban el suelo o a los lados, los árboles enormes de la pequeña plaza berlinesa y las sombras que lo rodeaban a él con más intensidad (eso creí entonces) que a mí. Di unos pasos hacia él y le pregunté quién era. Soy yo, Mauricio Silva, dijo. ¿El Ojo Silva de Chile?, dije yo. Él asintió y sólo entonces lo vi sonreír. Aquella noche conversamos casi hasta que amaneció. El Ojo vivía en Berlín desde hacía algunos años y sabía encontrar los bares que permanecían abiertos toda la noche. Le pregunté por su vida. A grandes rasgos me hizo un dibujo de los avatares del fotógrafo free lancer. Había tenido casa en París, en Milán y ahora en Berlín, viviendas modestas en donde guardaba los libros y de las que se ausentaba durante largas temporadas. Sólo cuando entramos al primer bar pude apreciar cuánto había cambiado. Estaba mucho más flaco, el pelo entrecano y la cara surcada de arrugas. Noté asimismo que bebía mucho más que en México. Quiso saber cosas de mí. Por supuesto, nuestro encuentro no había sido casual. Mi nombre había aparecido en la prensa y el Ojo lo leyó o alguien le dijo que un compatriota suyo daba una lectura o una conferencia a la que no pudo ir, pero llamó por teléfono a la organización y consiguió las señas de mi hotel. Cuando lo encontré en la plaza sólo estaba haciendo tiempo, dijo, y reflexionando a la espera de mi llegada. Me reí. Reencontrarlo, pensé, había sido un acontecimiento feliz. El Ojo seguía siendo una persona rara y sin embargo asequible, alguien que no imponía su presencia, alguien al que le podías decir adiós en cualquier momento de la noche y él sólo te diría adiós, sin un reproche, sin un insulto, una especie de chileno ideal, estoico y amable, un ejemplar que nunca había abundado mucho en Chile pero que sólo allí se podía encontrar. Releo estas palabras y sé que peco de inexactitud. El Ojo jamás se hubiera permitido estas generalizaciones. En cualquier caso, mientras estuvimos en los bares, sentados delante de un whisky y de una cerveza sin alcohol, nuestro diálogo se desarrolló básicamente en el terreno de las evocaciones, es decir fue un diálogo informativo y melancólico. El diálogo, en realidad el monólogo, que de verdad me interesa es el que se produjo mientras volvíamos a mi hotel, a eso de las dos de la mañana. La casualidad quiso que se pusiera a hablar (o que se lanzara a hablar) mientras atravesábamos la misma plaza en donde unas horas antes nos habíamos encontrado. Recuerdo que hacía frío y que de repente escuché que el Ojo me decía que le gustaría contarme algo que nunca antes le había contado a nadie. Lo miré. El Ojo tenía la vista puesta en el sendero de baldosas que serpenteaba por la plaza. Le pregunté de qué se trataba. De un viaje, contestó en el acto. ¿Y qué pasó en ese viaje?, le pregunté. Entonces el Ojo se detuvo y durante unos instantes pareció existir sólo para contemplar las copas de los altos árboles alemanes y los fragmentos de cielo y nubes que bullían silenciosamente por encima de éstos. Algo terrible, dijo el Ojo. ¿Tú te acuerdas de una conversación que tuvimos en el Quito antes de que me marchara de México? Sí, dije. ¿Te dije que era gay?, dijo el Ojo. Me dijiste que eras homosexual, dije yo. Sentémonos, dijo el Ojo. Juraría que lo vi sentarse en el mismo banco, como si yo aún no hubiera llegado, aún no hubiera empezado a cruzar la plaza, y él estuviera esperándome y reflexionando sobre su vida y sobre la historia que el destino o el azar lo obligaba a contarme. Alzó el cuello de su abrigo y empezó a hablar. Yo encendí un cigarrillo y permanecí de pie. La historia del Ojo transcurría en la India. Su oficio y no la curiosidad de turista lo había llevado hasta allí, en donde tenía que realizar dos trabajos. El primero era el típico reportaje urbano, una mezcla de Marguerite Duras y Hermann Hesse, el Ojo y yo sonreímos, hay gente así, dijo, gente que quiere ver la India a medio camino entre India Song y Sidharta, y uno está para complacer a los editores. Así que el primer reportaje había consistido en fotos donde se vislumbraban casas coloniales, jardines derruidos, restaurantes de todo tipo, con predominio más bien del restaurante canalla o del restaurante de familias que parecían canallas y sólo eran indias, y también fotos del extrarradio, las zonas verdaderamente pobres, y luego el campo y las vías de comunicación, carreteras, empalmes ferroviarios, autobuses y trenes que entraban y salían de la ciudad, sin olvidar la naturaleza como en estado latente, una hibernación ajena al concepto de hibernación occidental, árboles distintos a los árboles europeos, ríos y riachuelos, campos sembrados o secos, el territorio de los santos, dijo el Ojo. El segundo reportaje fotográfico era sobre el barrio de las putas de una ciudad de la India cuyo nombre no conoceré nunca. Aquí empieza la verdadera historia del Ojo. En aquel tiempo aún vivía en París y sus fotos iban a ilustrar un texto de un conocido escritor francés que se había especializado en el submundo de la prostitución. De hecho, su reportaje sólo era el primero de una serie que comprendería barrios de tolerancia o zonas rojas de todo el mundo, cada una fotografiada por un fotógrafo diferente, pero todas comentadas por el mismo escritor. No sé a qué ciudad llegó el Ojo, tal vez Bombay, Calcuta, tal vez Benarés o Madrás, recuerdo que se lo pregunté y que él ignoró mi pregunta. Lo cierto es que llegó a la India solo, pues el escritor francés ya tenía escrita su crónica y él únicamente debía ilustrarla, y se dirigió a los barrios que el texto del francés indicaba y comenzó a hacer fotografías. En sus planes -y en los planes de sus editores- el trabajo y por lo tanto la estadía en la India no debía prolongarse más allá de una semana. Se hospedó en un hotel en una zona tranquila, una habitación con aire acondicionado y con una ventana que daba a un patio que no pertenecía al hotel y en donde había dos árboles y una fuente entre los árboles y parte de una terraza en donde a veces aparecían dos mujeres seguidas o precedidas de varios niños. Las mujeres vestían a la usanza india, o lo que para el Ojo eran vestimentas indias, pero a los niños incluso una vez los vio con corbatas. Por las tardes se desplazaba a la zona roja y hacía fotos y charlaba con las putas, algunas jovencísimas y muy hermosas, otras un poco mayores o más estropeadas, con pinta de matronas escépticas y poco locuaces. El olor, que al principio más bien lo molestaba, terminó gustándole. Los chulos (no vio muchos) eran amables y trataban de comportarse como chulos occidentales o tal vez (pero esto lo soñó después, en su habitación de hotel con aire acondicionado) eran estos últimos quienes habían adoptado la gestualidad de los chulos hindúes. Una tarde lo invitaron a tener relación carnal con una de las putas. Se negó educadamente. El chulo comprendió en el acto que el Ojo era homosexual y a la noche siguiente lo llevó a un burdel de jóvenes maricas. Esa noche el Ojo enfermó. Ya estaba dentro de la India y no me había dado cuenta, dijo estudiando las sombras del parque berlinés. ¿Qué hiciste?, le pregunté. Nada. Miré y sonreí. Y no hice nada. Entonces a uno de los jóvenes se le ocurrió que tal vez al visitante le agradara visitar otro tipo de establecimiento. Eso dedujo el Ojo, pues entre ellos no hablaban en inglés. Así que salieron de aquella casa y caminaron por calles estrechas e infectas hasta llegar a una casa cuya fachada era pequeña pero cuyo interior era un laberinto de pasillos, habitaciones minúsculas y sombras de las que sobresalía, de tanto en tanto, un altar o un oratorio. Es costumbre en algunas partes de la India, me dijo el Ojo mirando el suelo, ofrecer un niño a una deidad cuyo nombre no recuerdo. En un arranque desafortunado le hice notar que no sólo no recordaba el nombre de la deidad sino que tampoco el nombre de la ciudad ni el de ninguna persona de su historia. El Ojo me miró y sonrió. Trato de olvidar, dijo. En ese momento me temí lo peor, me senté a su lado y durante un rato ambos permanecimos con los cuellos de nuestros abrigos levantados y en silencio. Ofrecen un niño a ese dios, retomó su historia tras escrutar la plaza en penumbras, como si temiera la cercanía de un desconocido, y durante un tiempo que no sé mensurar el niño encarna al dios. Puede ser una semana, lo que dure la procesión, un mes, un año, no lo sé. Se trata de una fiesta bárbara, prohibida por las leyes de la república india, pero que se sigue celebrando. Durante el transcurso de la fiesta el niño es colmado de regalos que sus padres reciben con gratitud y felicidad, pues suelen ser pobres. Terminada la fiesta el niño es devuelto a su casa, o al agujero inmundo donde vive y todo vuelve a recomenzar al cabo de un año. La fiesta tiene la apariencia de una romería latinoamericana, sólo que tal vez es más alegre, más bulliciosa y probablemente la intensidad de los que participan, de los que se saben participantes, sea mayor. Con una sola diferencia. Al niño, días antes de que empiecen los festejos, lo castran. El dios que se encarna en él durante la celebración exige un cuerpo de hombre -aunque los niños no suelen tener más de siete años- sin la mácula de los atributos masculinos. Así que los padres lo entregan a los médicos de la fiesta o a los barberos de la fiesta o a los sacerdotes de la fiesta y éstos lo emasculan y cuando el niño se ha recuperado de la operación comienza el festejo. Semanas o meses después, cuando todo ha acabado, el niño vuelve a casa, pero ya es un castrado y los padres lo rechazan. Y entonces el niño acaba en un burdel. Los hay de todas clases, dijo el Ojo con un suspiro. A mí, aquella noche, me llevaron al peor de todos. Durante un rato no hablamos. Yo encendí un cigarrillo. Después el Ojo me describió el burdel y parecía que estaba describiendo una iglesia. Patios interiores techados. Galerías abiertas. Celdas en donde gente a la que tú no veías espiaba todos tus movimientos. Le trajeron a un joven castrado que no debía tener más de diez años. Parecía una niña aterrorizada, dijo el Ojo. Aterrorizada y burlona al mismo tiempo. ¿Lo puedes entender? Me hago una idea, dije. Volvimos a enmudecer. Cuando por fin pude hablar otra vez dije que no, que no me hacía ninguna idea. Ni yo, dijo el Ojo. Nadie se puede hacer una idea. Ni la víctima, ni los verdugos, ni los espectadores. Sólo una foto. ¿Le sacaste una foto?, dije. Me pareció que el Ojo era sacudido por un escalofrío. Saqué mi cámara, dijo, y le hice una foto. Sabía que estaba condenándome para toda la eternidad, pero lo hice. Ignoro cuánto rato estuvimos en silencio. Sé que hacía frío pues yo en algún momento me puse a temblar. A mi lado oí sollozar al Ojo un par de veces, pero preferí no mirarlo. Vi los faros de un coche que pasaba por una de las calles laterales de la plaza. A través del follaje vi encenderse una ventana. Después el Ojo siguió hablando. Dijo que el niño le había sonreído y luego se había escabullido mansamente por una de los pasillos de aquella casa incomprensible. En algún momento uno de los chulos le sugirió que si allí no había nada de su agrado se marcharan. El Ojo se negó. No podía irse. Se lo dijo así: no puedo irme todavía. Y era verdad, aunque él desconocía qué era aquello que le impedía abandonar aquel antro para siempre. El chulo, sin embargo, lo entendió y pidieron té o un brebaje parecido. El Ojo recuerda que se sentaron en el suelo, sobre unas esteras o sobre unas alfombrillas estropeadas por el uso. La luz provenía de un par de velas. Sobre la pared colgaba un póster con la efigie del dios. Durante un rato el Ojo miró al dios y al principio se sintió atemorizado, pero luego sintió algo parecido a la rabia, tal vez al odio. Yo nunca he odiado a nadie, dijo mientras encendía un cigarrillo y dejaba que la primera bocanada se perdiera en la noche berlinesa. En algún momento, mientras el Ojo miraba la efigie del dios, aquellos que lo acompañaban desaparecieron. Se quedó solo con una especie de puto de unos veinte años que hablaba inglés. Y luego, tras unas palmadas, reapareció el niño. Yo estaba llorando, o yo creía que estaba llorando, o el pobre puto creía que yo estaba llorando, pero nada era verdad. Yo intentaba mantener una sonrisa en la cara (una cara que ya no me pertenecía, una cara que se estaba alejando de mí como una hoja arrastrada por el viento), pero en mi interior lo único que hacía era maquinar. No un plan, no una forma vaga de justicia, sino una voluntad. Y después el Ojo y el puto y el niño se levantaron y recorrieron un pasillo mal iluminado y otro pasillo peor iluminado (con el niño a un lado del Ojo, mirándolo, sonriéndole, y el joven puto también le sonreía, y el Ojo asentía y prodigaba ciegamente las monedas y los billetes) hasta llegar a una habitación en donde dormitaba el médico y junto a él otro niño con la piel aún más oscura que la del niño castrado y menor que éste, tal vez seis años o siete, y el Ojo escuchó las explicaciones del médico o del barbero o del sacerdote, unas explicaciones prolijas en donde se mencionaba la tradición, las fiestas populares, el privilegio, la comunión, la embriaguez y la santidad, y pudo ver los instrumentos quirúrgicos con que el niño iba a ser castrado aquella madrugada o la siguiente, en cualquier caso el niño había llegado, pudo entender, aquel mismo día al templo o al burdel, una medida preventiva, una medida higiénica, y había comido bien, como si ya encarnara al dios, aunque lo que el Ojo vio fue un niño que lloraba medio dormido y medio despierto, y también vio la mirada medio divertida y medio aterrorizada del niño castrado que no se despegaba de su lado. Y entonces el Ojo se convirtió en otra cosa, aunque la palabra que él empleó no fue "otra cosa" sino "madre". Dijo madre y suspiró. Por fin. Madre. Lo que sucedió a continuación de tan repetido es vulgar: la violencia de la que no podemos escapar. El destino de los latinoamericanos nacidos en la década de los cincuenta. Por supuesto, el Ojo intentó sin gran convicción el diálogo, el soborno, la amenaza. Lo único cierto es que hubo violencia y poco después dejó atrás las calles de aquel barrio como si estuviera soñando y transpirando a mares. Recuerda con viveza la sensación de exaltación que creció en su espíritu, cada vez mayor, una alegría que se parecía peligrosamente a algo similar a la lucidez, pero que no era (no podía ser) lucidez. También: la sombra que proyectaba su cuerpo y las sombras de los dos niños que llevaba de la mano sobre los muros descascarados. En cualquier otra parte hubiera concitado la atención. Allí, a aquella hora, nadie se fijó en él. El resto, más que una historia o un argumento, es un itinerario. El Ojo volvió al hotel, metió sus cosas en la maleta y se marchó con los niños. Primero en un taxi hasta una aldea o un barrio de las afueras. Desde allí en un autobús hasta otra aldea en donde cogieron otro autobús que los llevó a otra aldea. En algún punto de su fuga se subieron a un tren y viajaron toda la noche y parte del día. El Ojo recordaba el rostro de los niños mirando por la ventana un paisaje que la luz de la mañana iba deshilachando, como si nunca nada hubiera sido real salvo aquello que se ofrecía, soberano y humilde, en el marco de la ventana de aquel tren misterioso. Después cogieron otro autobús, y un taxi, y otro autobús, y otro tren, y hasta hicimos dedo, dijo el Ojo mirando la silueta de los árboles berlineses pero en realidad mirando la silueta de otros árboles, innombrables, imposibles, hasta que finalmente se detuvieron en una aldea en alguna parte de la India y alquilaron una casa y descansaron. Al cabo de dos meses el Ojo ya no tenía dinero y fue caminando hasta otra aldea desde donde envió una carta al amigo que entonces tenía en París. Al cabo de quince días recibió un giro bancario y tuvo que ir a cobrarlo a un pueblo más grande, que no era la aldea desde la que había mandado la carta ni mucho menos la aldea en donde vivía. Los niños estaban bien. Jugaban con otros niños, no iban a la escuela y a veces llegaban a casa con comida, hortalizas que los vecinos les regalaban. A él no lo llamaban padre, como les había sugerido más que nada como una medida de seguridad, para no atraer la atención de los curiosos, sino Ojo, tal como le llamábamos nosotros. Ante los aldeanos, sin embargo, el Ojo decía que eran sus hijos. Se inventó que la madre, india, había muerto hacía poco y él no quería volver a Europa. La historia sonaba verídica. En sus pesadillas, no obstante, el Ojo soñaba que en mitad de la noche aparecía la policía india y lo detenían con acusaciones indignas. Solía despertar temblando. Entonces se acercaba a las esterillas en donde dormían los niños y la visión de éstos le daba fuerzas para seguir, para dormir, para levantarse. Se hizo agricultor. Cultivaba un pequeño huerto y en ocasiones trabajaba para los campesinos ricos de la aldea. Los campesinos ricos, por supuesto, en realidad eran pobres, pero menos pobres que los demás. El resto del tiempo lo dedicaba a enseñar inglés a los niños, y algo de matemáticas, y a verlos jugar. Entre ellos hablaban en un idioma incomprensible. A veces los veía detener los juegos y caminar por el campo como si de pronto se hubieran vuelto sonámbulos. Los llamaba a gritos. A veces los niños fingían no oírlo y seguían caminando hasta perderse. Otras veces volvían la cabeza y le sonreían. ¿Cuánto tiempo estuviste en la India?, le pregunté alarmado. Un año y medio, dijo el Ojo, aunque a ciencia cierta no lo sabía. En una ocasión su amigo de París llegó a la aldea. Todavía me quería, dijo el Ojo, aunque en mi ausencia se había puesto a vivir con un mecánico argelino de la Renault. Se rió después de decirlo. Yo también me reí. Todo era tan triste, dijo el Ojo. Su amigo que llegaba a la aldea a bordo de un taxi cubierto de polvo rojizo, los niños corriendo detrás de un insecto, en medio de unos matorrales secos, el viento que parecía traer buenas y malas noticias. Pese a los ruegos del francés no volvió a París. Meses después recibió una carta de éste en donde le comunicaba que la policía india no lo perseguía. Al parecer la gente del burdel no había interpuesto denuncia alguna. La noticia no impidió que el Ojo siguiera sufriendo pesadillas, sólo cambió la vestimenta de los personajes que lo detenían y lo zaherían: en lugar de ser policías se convirtieron en esbirros de la secta del dios castrado. El resultado final era aún más horroroso, me confesó el Ojo, pero yo ya me había acostumbrado a las pesadillas y de alguna forma siempre supe que estaba en el interior de un sueño, que eso no era la realidad. Después llegó la enfermedad a la aldea y los niños murieron. Yo también quería morirme, dijo el Ojo, pero no tuve esa suerte. Tras convalecer en una cabaña que la lluvia iba destrozando cada día, el Ojo abandonó la aldea y volvió a la ciudad en donde había conocido a sus hijos. Con atenuada sorpresa descubrió que no estaba tan distante como pensaba, la huida había sido en espiral y el regreso fue relativamente breve. Una tarde, la tarde en que llegó a la ciudad, fue a visitar el burdel en donde castraban a los niños. Sus habitaciones se habían convertido en viviendas en donde se hacinaban familias enteras. Por los pasillos que recordaba solitarios y fúnebres ahora pululaban niños que apenas sabían andar y viejos que ya no podían moverse y se arrastraban. Le pareció una imagen del paraíso. Aquella noche, cuando volvió a su hotel, sin poder dejar de llorar por sus hijos muertos, por los niños castrados que él no había conocido, por su juventud perdida, por todos los jóvenes que ya no eran jóvenes y por los jóvenes que murieron jóvenes, por los que lucharon por Salvador Allende y por los que tuvieron miedo de luchar por Salvador Allende, llamó a su amigo francés, que ahora vivía con un antiguo levantador de pesas búlgaro, y le pidió que le enviara un billete de avión y algo de dinero para pagar el hotel. Y su amigo francés le dijo que sí, que por supuesto, que lo haría de inmediato, y también le dijo ¿qué es ese ruido?, ¿estás llorando?, y el Ojo dijo que sí, que no podía dejar de llorar, que no sabía qué le pasaba, que llevaba horas llorando. Y su amigo francés le dijo que se calmara. Y el Ojo se rió sin dejar de llorar y dijo que eso haría y colgó el teléfono. Y luego siguió llorando sin parar. -

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miércoles, 11 de julio de 2007

NO OLVIDAR A SREBRENICA

Se cumple el duodécimo aniversario del "genocidio" de Srebrenica
El Mercurio Digital
Hoy se cumple el duodécimo aniversario del "genocidio" de Srebrenica, en el que fueron asesinadas 8.000 personas. Miles de musulmanes bosnios han rendido homenaje a las 465 víctimas identificadas recientemente que han sido enterradas en el cementerio de Potocari. Un acto vivido bajo miradas solemnes, como la de Haris Silajdzic, Primer Ministro en el momento de la tragedia.En julio de 1995, durante la guerra en Bosnia, Srebrenica fue tomada por fuerzas serbo-bosnias. Unos ocho mil varones musulmanes fueron ejecutados por los hombres dirigidos por el presidente Ratko Mladic y el General Radovan Karadzic, ambos inculpados de Genociodo por el Tribunal Penal Internacional y aún prófugos.
Doce años después: que nadie olvide Srebrenica
POTOCARI



Más de 30.000 personas se reunieron hoy en el pueblo bosnio de Potocari, cerca de Srebrenica, para conmemorar el duodécimo aniversario de la masacre en el antiguo enclave bosniomusulmán.Pese a las nubes y la lluvia ocasional, los participantes acudieron al cementerio de Potocari para dar sepultura a 465 víctimas de la masacre cuyos restos fueron exhumados e identificados el año pasado. Con ellos asciende a casi 3.100 el número de víctimas enterradas en ese campo santo. “Estamos aquí para rendir nuestro respeto a estas víctimas y a todas las víctimas de todas las atrocidades que ocurrieron en Bosnia Herzegovina”, dijo Haris Silajzic, miembro musulmán de la presidencia tripartita de Bosnia-Herzegovina. El alcalde de Srebrenica, Abduahman Malkic, manifestó sus esperanzas de que los responsables de la masacre sean juzgados por la Justicia y subrayó que lo ocurrido allí jamás debe ser olvidado.Tras la toma de control de Srebrenica, el 11 de julio de 1995, las tropas serbobosnias mataron a unos 8.000 bosniomusulmanes en uno de los episodios más sangrientos de la guerra de Bosnia (1992-1995). “Srebrenica simboliza un genocidio ocurrido en el corazón de Europa”, dijo Malkic. Numerosos funcionarios y políticos de alto nivel se congregaron en el cementerio de Potocari, entre ellos la fiscal jefe del Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia, Carla del Ponte, y el alto representante de la comunidad internacional para Bosnia, el diplomático Miroslav Lajcak.Del Ponte volvió a exigir la detención de los dos principales responsables de la masacre: el general serbobosnio Ratko Mladic y su líder político Radovan Karadzic, ambos fugitivos desde hace años.


GENOCIDIO


En febrero, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) calificó a esta masacre de "genocidio". Esto condujo a los dirigentes musulmanes bosnios y a los supervivientes a exigir un estatuto especial para Srebrenica y su salida de la Republika Srpska (RS, entidad serbia de Bosnia).En conformidad con el acuerdo de paz de Dayton (Estados Unidos), que puso fin al conflicto intercomunitario (1992-1995) y consagró la partición del país en dos entidades --la Federación croato-musulmana y la RS-- Srebrenica fue atribuida a la RS.Los musulmanes afirman que Srebrenica no debe formar parte de la RS porque esta masacre fue perpetrada por las fuerzas serbias de Bosnia, pero su iniciativa fue criticada por la comunidad internacional y rechazada enérgicamente por el gobierno serbio bosnio.Unos 8.000 musulmanes fueron asesinados en pocos días en la masacre de Srebrenica, la peor matanza de una población civil en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.El 11 de julio de 1993, este enclave musulmán, decretado "zona de seguridad" por la ONU en abril de 1993, cayó en poder de las fuerzas serbo-bosnias.Hasta la fecha, más de 2.400 personas, desenterradas después del fin de la guerra en unos 60 osarios, fueron sepultadas en Ptocari, mientras que se identificaron en total los restos de unas 3.195 víctimas.Además de los esqueletos reconstituidos total o parcialmente, unas 5.000 bolsas con los huesos de unas 1.000 víctimas almacenados en una morgue especial deben pasar por un prolongado proceso de identificación.Radovan Karadzic y Ratko Mladic, los ex jefes político y militar de los serbios de Bosnia, considerados como los organizadores de la masacre de Srebrenica, se encuentran prófugos de la justicia desde que fueron inculpados de genocidio por el TPI en 1995.TRBICEl ex capitán serbobosnio Milorad Trbic fue trasladado a la ciudad de Sarajevo, para ser juzgado por genocidio y crímenes de guerra, desde el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY), donde permanece bajo custodia desde que se entregó en 2005.Trbic deberá responder por los cargos de genocidio, conspiración para cometer genocidio, exterminación, asesinato, persecución y traslado forzoso de civiles en el área de Srebrenica de julio a noviembre de 1995, informó un comunicado del tribunal con sede en La Haya.El 11 de julio de 1995 las tropas serbobosnias tomaron Srebrenica, al este de Bosnia, y en los días posteriores acabaron con la vida de alrededor de 7.500 personas, prácticamente todos hombres musulmanes, en la mayor matanza ocurrida en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.La acusación alega que Trbic acordó con un grupo de militares, incluidos los generales Zdravko Tolimir, Radislav Krstic, Milenko Zivanovic y Ratko Mladic (los dos últimos aún prófugos), asesinar a todos los varones bosnio-musulmanes sanos capturados tras la caída de Srebrenica, y después acabar con el resto de la población de esta etnia.Además, se le acusa de haber participado, junto a la policía y el Ejército serbobosnio, en las exhumaciones de los cuerpos desde fosas comunes a otras secundarias, con el fin de ocultar las ejecuciones.Tras entregarse ante el TPIY en abril de 2005, Trbic se declaró inocente de todos los cargos en el contexto de la guerra de Bosnia (1992-1995).Este es el décimo acusado en el TPIY que es trasladado a Bosnia Herzegovina para ser juzgado.La estrategia del Tribunal de La Haya es hacer este tipo de transferencias en los casos que implican a acusados de perfil medio o bajo, para así centrarse en los criminales más importantes.


MUSULMANES


Unas 5.000 personas, en su mayoría musulmanes de Srebrenica y los alrededores, se ma


nifestaron hoy en el centro de Sarajevo para exigir que se conceda un estatus especial a esa ciudad y se la separe del ente serbio de Bosnia.Abdurahman Malkic, alcalde musulmán de Srebrenica, declaró en la protesta que los musulmanes 'ya no quieren vivir en la entidad creada por el genocidio'.También advirtió de que si las autoridades centrales bosnias y la comunidad internacional no aceptan su petición hasta el 11 de julio próximo, proclamarán unilateralmente su separación de la República Serbia (de Bosnia).En julio de 1995 unos 8.000 varones musulmanes de Srebrenica fueron asesinados después de que las tropas serbobosnias conquistaran ese enclave protegido por la ONU.La Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, concluyó en febrero pasado en un proceso que se cometió entonces un genocidio en Srebrenica.Las autoridades serbobosnias rechazaron ya anteriormente la posibilidad de un estatuto especial para Srebrenica y su separación del ente serbio, que junto con el común de musulmanes y croatas y el distrito neutro de Brcko forma Bosnia.El primer ministro serbobosnio, Milorad Dodik, acusó al musulmán Haris Silajdzic, miembro de la presidencia tripartita bosnia, de manipular la desgracia de Srebrenica y de estar detrás de las exigencias sobre el estatuto especial.
Last Updated ( Wednesday, 11 July 2007 )

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