viernes, 3 de agosto de 2007

REFORMA DEL ESTATUTO UNIVERSITARIO

Pronunciamiento de las autoridades de las Facultades de Arquitectura, Ciencias Exactas, Ciencias Sociales y Filosofía y Letras frente a la Asamblea Universitaria del 6 de agosto de 2007
Ante un acontecimiento de valor histórico

El próximo lunes se reunirá la Asamblea de la Universidad de Buenos Aires con el fin de debatir la reforma de su Estatuto. Es la primera vez desde la normalización institucional de la UBA (después de la dictadura) que esto sucede. Por tal motivo, pero también por lo que significa la discusión de las bases fundacionales de la Universidad, estamos ante un acontecimiento de valor histórico. Es por ello que concurriremos al Colegio Nacional de Buenos Aires con la firme convicción de nuestra alta responsabilidad en este crucial momento.
Los asambleístas de nuestras cuatro facultades esperamos que allí se constituya un auténtico espacio de debate universitario, con espíritu democrático y respeto mutuo. En tal sentido y con estas miras es que hacemos públicas las propuestas que presentamos y que elevaremos a consideración de la Asamblea Universitaria del 6 de agosto, así como sus fundamentos.
Sabemos que los temas del gobierno son los generan más expectativas, pero estamos convencidos de que la consideración de los principios constitutivos de la Universidad, las condiciones de la docencia, la investigación, la extensión, el presupuesto, los recursos y el patrimonio son, al menos, de igual importancia.
Antecedentes:
Los distintos miembros y grupos que componen la comunidad universitaria son tributarios de tradiciones institucionales y políticas de las más diversas.
También se reconocen en prácticas académicas y organizativas del dictado de la docencia, de investigación y de cumplimiento de su función social muy dispares entre sí. Lo propio se da al analizar los modos en que se recorren las tramas curriculares, si existen estructuras departamentalizadas o no, si existen autoridades de carreras o no -cuando una misma facultad tiene más de una-, si se mantiene la estructura de cátedra y cómo ellas están compuestas, sobre todo a la hora de enfrentar el acto educativo por excelencia como es la docencia.
Esto configura una trama de identidades cruzadas basadas en idearios de la política universitaria, por las disciplinas científicas y profesionales, y en muchos casos por identidades partidarias externas a la vida de la universidad.
En este contexto, en el cual se inscriben el sempiterno atraso en la convocatoria a la asamblea universitaria tantas veces prometida, una situación económica -por todos reconocida- como de extrema dificultad y los procesos resultantes del complejo año 2006 en el seno de la UBA, nuestro sector político pone a consideración de la comunidad una serie de propuestas estatutarias cuyo núcleo central es un fuerte espíritu de vocación universitaria.
Los fundamentos básicos de este espíritu son: que la UBA sea una casa de estudios de excelencia y masiva; que nuestra Universidad se inserte en la sociedad de la que se nutre y la sostiene, dialogando con ella de modo coordinado; que reconozca que tiene un deber que cumplir garantizando el derecho a la educación permanente para formar profesionales cabales, con pensamiento crítico y compromiso social, orientados en el respeto y promoción de los derechos humanos y el cuidado de nuestro hábitat.
Hubiéramos preferido una participación más masiva en las instancias previas de esta etapa que se abre de cara a la reforma del estatuto, situación que hubiera dado cuenta de la existencia de un demos universitario comprometido e insuflado de espíritu polémico en beneficio de la universidad. Sin embargo, las comisiones de trabajo han cumplido con su labor en forma metódica y minuciosa atendiendo a la totalidad de las problemáticas que un estatuto puede ofrecer. Rescatamos, por lo tanto, como un hecho altamente positivo que se convocara a trabajar a estas comisiones y que ellas se reunieran y discutieran el estatuto, y que cumplida esta etapa se convoque a la asamblea universitaria para analizar el trabajo realizado.
Con una fuerte vocación universitaria, ofrecemos nuestras propuestas para debatir en forma abierta, democrática, invitando a que quienes no piensan igual que nosotros tengan la misma generosidad que queremos tener a la hora de establecer un marco institucional que dentro de décadas nos permita sentir orgullo porque habremos estado a la altura del desafío de la hora.
En concreto, y de acuerdo a los tópicos con los que las comisiones han sido convocadas, estas son nuestras propuestas:
En materia de bases y fundamentos de la Universidad de Buenos Aires, estamos proponiendo que la UBA tenga como fines la creación, la producción, la difusión y la preservación del conocimiento y la cultura, interactuando en forma permanente con el pensamiento universal y prestando particular atención a los problemas argentinos y latinoamericanos.
Que en su obligación constitutiva contribuya al desarrollo del conocimiento y la cultura mediante la docencia, la investigación científica y tecnológica, la extensión y la creación artística.
Consagrar que en el marco de una Universidad masiva, ella es una comunidad de docentes (no sólo profesores), graduados, estudiantes y personal técnico, administrativo y de servicios.
Entre sus fines nos parece fundamental procurar la formación integral de sus miembros y se infunda en ellos el espíritu crítico, el compromiso ético y la responsabilidad social. Y entre sus misiones deberá ponerse particular énfasis en garantizar la pluralidad y asegurar dentro de su recinto la más amplia libertad de expresión, investigación científica y docencia, promoviendo la plena vigencia de los derechos humanos y rechazando su avasallamiento.
En el mismo sentido, se proclama a la Universidad como la institución mediante la cual la sociedad da respuesta al derecho a la educación superior de cada uno de sus miembros, así como a los beneficios sociales que la docencia y la investigación pueden brindarle mediante la previsión, el análisis y la resolución de sus necesidades de un modo sistemático, comprometido y científicamente fundamentado. Éste es el espíritu con el cual la UBA debe organizar, tanto sus programas disciplinarios, cuanto sus tareas de transferencia y extensión.
En términos más ligados a lo institucional, se propone organizar el Ciclo inicial garantizando el derecho a la ciudadanía universitaria a los integrantes del actual CBC.
Nuestra propuesta pone énfasis en la consideración de la investigación y la extensión como actividades constitutivas de la condición del docente universitario y como parte del proceso formativo del estudiante universitario. La extensión debe ser pensada y abordada desde una perspectiva solidaria con la sociedad de la cual nuestra universidad forma parte. Así, consideramos primordial buscar a través de la producción y transferencia de conocimiento la resolución de problemas y desafíos que la comunidad demanda, para así colaborar en la ampliación del derecho a la educación del conjunto del pueblo.
Entre los fundamentos de su obrar, proponemos que la Universidad brinde servicios académicos y sociales a la comunidad universitaria, que faciliten el acceso al conocimiento y las condiciones para la continuidad de los estudios. Por ello, consideramos que es obligación de la UBA procurar a los estudiantes bibliotecas actualizadas, salas de informática, instalaciones, alimentación y alojamiento adecuado y asistencia medica gratuita..
En los aspectos relativos a la actividad docente, nuestras propuestas atienden a garantizar el derecho al salario por el desempeño de sus trabajadores en la Universidad, así como plasmar que el desarrollo de esta actividad es ineludible, sea cual fuere la dedicación y categoría que se posea.
Nuestros proyectos reconocen también el rol fundamental que tienen los docentes auxiliares en el dictado de clases y demás tareas que la Universidad desarrolla, por lo que se postula la jerarquización de su rol, comenzando por el cambio de nombre de su categoría para prestigiarlos como docentes.
Un tópico no menor, y que reconoce la necesidad imperiosa de democratizar el derecho a la ciudadanía universitaria, es aquel que atiende a la situación de los docentes interinos.
A la fecha, el estatuto sólo reconoce esta figura de modo residual. La concepción de la Universidad de hace cincuenta años no podía nunca imaginar el crecimiento de la matrícula a los niveles de masividad actuales, el incremento de cantidad de docentes necesario para atenderla y las condiciones de incorporación a los planteles universitarios -sin perjuicio de los diseños de planes curriculares- que hacen dificultosa su atención sólo con docentes concursados.
Por lo anterior, las modificaciones propuestas al capítulo II del Título II tienden a eliminar la posibilidad que existan profesores sin concurso y ad-honorem. Se defiende el sistema de concursos públicos, abiertos, periódicos, y transparentes como sistema para la provisión del personal docente. Se tiende a eliminar la figura del ad-honorem como solución a la falta de personal docente rentado para satisfacer las necesidades del dictado de clases. Como excepción, se mantiene en el art. 54 a las categorías de profesores contratados o invitados, y por tiempo limitado, para facilitar el dictado de cursos especiales.
Sin perjuicio de las obligaciones incumplidas por distintas unidades académicas, lo cierto es que el derecho a la participación política en la vida universitaria es inalienable y ninguna rémora administrativa puede frustrarlo. Por eso proponemos atender a la satisfacción de estos derechos, cuando aparezca de modo obvio que la falta de la condición de regular no se debe a la voluntad del docente, sino a la desatención de las unidades académicas.
En el marco de las propuestas que atienden a las previsiones presupuestarias, y en este caso por unanimidad de los miembros asambleístas que participaron de la comisión, estamos promoviendo la conformación del Consejo Superior como ámbito en el que se discutan pautas y directrices estratégicas para la UBA de carácter plurianual.
Asimismo, en forma meticulosa, estamos promoviendo criterios de transparencia y uniformidad de elaboración y rendición de los presupuestos, circunstancias que hoy no están previstas. Ello para todas las partidas y para todos los intereses económicos que la Universidad posea en distintas entidades externas a ella.
En idéntico sentido, se propone un conjunto de mecanismos de control para una gestión transparente y oportuna. Esto es mucho más que una cuestión de técnica administrativa porque propone plasmar principios de acceso a la información pública en el seno del estatuto.
Consideramos además esencial la incorporación de tres principios de importancia:
El primero propone la clara y tajante incorporación al patrimonio de la UBA los archivos documentales al considerarlos estatutariamente parte del mismo y seguido por sus reglas de preservación.
El otro principio que propusimos y se aceptó fue la constitución del sistema de Bibliotecas de la Universidad como un servicio de apoyo para el aprendizaje, la docencia, la investigación y demás actividades relacionadas con los objetivos institucionales de la Universidad. Nos referimos a todos los fondos bibliográficos y documentales cualquiera sea su soporte material, el lugar donde se custodien, el concepto presupuestario con el que se adquieran o su forma de adquisición.
Para ello se promueve que la biblioteca de la Universidad se estructure a través de un sistema bibliotecario único, descentralizado en bibliotecas de las diferentes unidades y dependencias; y coordinado a través de los mecanismos que fije el Consejo Superior.
El tercer principio sustantivo que se propone es aquel por el cual queda absolutamente prohibida la aplicación de derechos, tasas o aranceles que pudieran recaer sobre la actividad académica de grado de la Universidad y sobre cualquier actividad de carácter académico que tenga como fin la formación de los trabajadores de la Universidad.
En lo que hace a las propuestas sobre las formas de gobierno y representación, nuestro sector propone, sobre la necesidad de que los docentes auxiliares sean efectivamente reconocidos en su importancia de su rol en una universidad masiva, su inclusión efectiva y adecuada en los organismos de gobierno de la UBA.
Estamos proponiendo también la democratización en la conformación de las listas de profesores, por vía de la eliminación de mínimos y porcentajes apoyados en la condición de titulares, asociados o adjuntos.
También, con plenos derechos de voz y voto, postulamos la incorporación de la representación de los trabajadores de administración y servicios, tanto a los consejos directivos de las facultades, como al Consejo Superior de la Universidad.
En síntesis, planteamos a la comunidad universitaria los principios que sustentan nuestras convicciones de una Universidad del mayor nivel académico con un claro compromiso con la sociedad a la que se debe; abierta a las necesidades populares y productora de conocimientos de valor pública. Iremos a la Asamblea con la firme decisión de colaborar en la construcción de la mejor Universidad que podamos para el conjunto del pueblo argentino.

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